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198 A.~UARIO MISIO)IAl que ni de noche encuentra el descan~ll reparador, que sus trabajos del dla le exiglan para reponer sus fuerzas. La vida que nuestros misioneros han sobrellevado durante es– tos tres silos, inédita hast.i la fecha, y cuyo heroísmo quedará para ser recompensado por solo Dios, la po1emos deducir de Jos siguien· tes párrafos de una carta del P. Fulgencio de Bargota, que sin dar– les importancia alguna, narra IJS acontecimientos del día, que seila· lan los momentos tristes vividos por la misión y misioneros, a la vez que se descubre en él un alma curtida en estas luchas por el reino de Cristo. •...Quizá te haya llegado la noticia de que he estado bas– tante mal; algo de eso ha habido. Puedo decirte que desde Agosto raro ha sido el dta completamente bueno. No ha sido ninguna enfermedad especia!, sino un fuerte dolor de cabeza sin ganas de comer, ni poder dormir que me debilitó terrible– Con la 1onrl1a placentera de madre Junta a su alrededor eacant1dor ramill~te de lnocen1e1 crluara1, a las que falta el pelo ensortijado del Angel, pero donde reina la c1nclldez y aenclllt:t angelical. mente. ¿A qué se de– bió? Según dicen, a la intensidad con que !te estudiado la lengua china. No quiero ne– gar que al– go habrá contribuido esto, pero yo creo que otra fué la madre del cordero. Te confieso que con es– to del espectáculo del hambre y de los moribundos hambrien– tos pasé días amarguísimos. Se acercarán a unos 100 los que he oisto caer cadáoeres. Ciertamente que al lograr bau– tizar a los que se podía instruir, el alma gozaba no poco. Pero a esto se añadía el temor de que se perdiera la cosecha de otoflo por la sequfa. Hubo días que esta obsesión ni me de· jaba probar bocado, ni conciliar un momento elsue1io en toda ...
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