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ANUARIO MISIONA~ 195 prometió a ensei'larles tan dificil idioma, y por espacio de dos me– ses largos, estuvieron bajo la dirección tle tan experto maestro, hasta que cierto día su corazón se abrió a todas los esperanzas, al abrazar al R. P. Tarsicio de Villava, que llegaba desde Pingliang, para servirles de gula. Por fin, Dios nuestro Sellar habla escucha· da la súplica de sus siervos, que continuamente repellan: 1Sei'lor, ábrenos el camino! Llenos de entusiasmo, sin preocupaciones dt guerras ni de bandidos salieron de Shanghai, llegando al Kansu el 20 de abril de 1930. ¡Ocho meses les costó el juntarse a sus ama· dos compotlerost Un decreto y unos momentos de incertidumbre Mientras la expedición de misioneros y religiosas pasaba los días en Shanghai, aquellos iniciándose en el chino, y estas amaestrándose con las Religiosas Blanc'l!s en et gran hospital, un nuevo e inesperado acontecimiento tenia lugar en la misión, acon– tecimiento que venia a perturbar por unos instantes la tranquilidad y el sosiego de los nuestros, que apostados en la región de Lung· tung, se movían como ejército disciplinado a las órdenes de sus Superiores de Tsinchow, sin más cuidados ni atenciones que cum • plir las órdenes que de alli tes trasmitlan, para extender su radio de acción, (a Ja verdad no de mucha actividad), ya que la ayuda económica que para esta parte del Kansu destinaban, era muy es· casa. Esta tranquilidad, pareció alterarse un tanto, al recibir la cir· cular del limo. Walleser (fecha 7 de enero de 1930) comunicándo· les que formaban misión distinta de Ja atendida por los PP. Alema· nes, según aviso del Delegado Apostólico Mons. Celso Constanti· ni, cuya copia adjuntaba, y en esa nota de la Delegación Apostóli· ca declaraba: cque habla llegado a Pekín el día 14 de Diciembre un telegrama de la Congregación de Propagijnda Fide, determinando la separación. ¡Fué el momento de mayores dudas, incertidumbres y sobresaltos! Aunque la división de hecho exislla hacia más de un ai'lo, la de derecho no la creían tan inminente, y su noticia les desalentó por un instante: temieron por ellos y por la misión. La cuestión económica les arnstaba , y el llegarse a la división sin conocimiento de los Superiores de la Provincia les inclinaba a creer que ni estaba resuelta ni tan siquiera estudiada. (t) (1) Lo Idea expuesto, desde el primer momtnto que ofrecimos nuestro co– operación personal a los PP. Cepuchinos de In Provincia Rhcno·Wesfalia, de que pudiéramos en tiempo mt\a lejano, formar misión independiente, no pasó dcsn..

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