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1 ANUARIO MISIONAL 193 poco a poco realidad, y a todos nuestros misioneros se les destina– ba hacia la región del Norte, la más abandonada, y aparentemente olvidada de los Alemanes, que escasos de personal, concentraban su actividad en la región que quedaría enclavada dentro de su Vi· cariato de Tsin-chow. Las relaciones de los PP. Alemanes con los nuestros no po– dían ser más cordiales, cariñosas y atentas, y los nuestros por su parte correspondían a tanta amabilidad insistiendo con los Superio– res de la Provincia, para que remitieran abundante personal, que se formara y adiestrara con los Capuchinos alemanes, más prácticos y más experimentados. Tercera expedición ( 1929) Si los misioneros ante el 'inmenso campo, que a sus miradas se extendía, sin operarios que lo cultivasen , no eran cortos ni tardos en pedir personal, es de justicia hacer constar, que los Superiores de la Provincia todos hicieron cuestión de honor el corresponder con largueza, y con toda clase de sacrificios a saciar esos anhelos: y el día Z7 de octubre de 1929, partían a reforzar aquellos ejérci– tos, los PP. Berardo de Lorca, Gerardo de Erro, Bartolomé de Puente la Reina, y Félix de Arllizu, y con ellos se aportab& a la misión otro valioso elemento; eran seis religiosas Terciarias Capu- (J.• C'1".ptdicJ6n). Palsanos tos cuatro del gran Apóstol de las Indias, IJevan en sus corazones la pastón del sacrificio hasta el hcroi&mo; y en sus pechos Incendios de un voJciin de amor, con que Dbras:ar al mundo Infiel. 13
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