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ANUARIO MlSIONAL 191 tales gemidos, la que sostiene a la plañidera hace un esfuerzo su– premo para levantarla de su postración, y en este instante la llorona cae sobre su acompañante, como sin fuerzas y desesperada, o me– jor sin consuelo, y apoya:!a en la ayudante se mete en casa, termi– nada la función por sus muertos. Los g:istos que ocasionan estas fiestas son tan exorbitantes, que aun en Kansu, donde no son tan extraordinarios como en otras Provincias, se ha dado el caso de que familias ricas han quedado arruinadas con semejantes gastos. Según un gran sociólogo amerícano ascienden a 30 millones de dólares la suma total de gastos, que se hacen en China durante es– tas tres fiestas mortuorias. Conclusión Y si el misionero P. Tarsicio después de sus notas, pone punto final diciendo..• •Y basta ya de difuntos, que bastante nos aturden los oidos con esos gritos en esta misma calle de Pingliang,> tambien no·sotros debemos 11rrojar sobre estas cuestiones el velo de un profundo si– lencio, que oculte tanta miseria espi· ritual, como queda patente al relatar estas costumbres y este mísero y frío culto que a sus dioses y al alma hu– mana ofrecen los paganos del Kansu. Pueblos verdaderamente supersti– ciosos, envutltos en todos los erro– res, consecuencia de unas religiones materialistas, sumidos en la ignoran– cia mas crasa sobre el verdadero Dios y sobre los misterios del alma huma– na, explotados por bonzos que viven de la idiotez de un pueblo sumido en la noche sombría de un paganismo grosero, y de cuyo letargo no le de– jan despertar sacerdotes mercenarios y asalariados, ¡cuánta urgencia tie– nen de que llegue hasta ellos el mi· ·sionero católico, que con sus doctri– nas arranque esas cataratas que le ciegan, y que vtan la Luz, verdadera alegría del alma, y tributen al Dios bueno un culto, fuente de vida y de paz, y principio de toda felicidad.

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