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Al<UARIO MISJOSAL 185 sentencia, queda firmada en el quinto tribunal, al cual remiten todos los demás sus respectivos fallos o sentencias. EL CASTIGO ha de cumplirlo en el infierno, que los natura– les llaman •lugar tenebroso•, esllmdo en él todo el tiempo que ~ea necesario hasta que se cumpla la pena: entonces saldrá de allí para encarnarse de nuevo, según le carne que haya comido, o si no comió carne, en un hombre nuevo. LA QUEMA DE PAPELES SOBRE LOS SEPULCROS, Y de varillas de incienso, cuyo humo asciende hasta el tribunal sentenciador, y sirve de rescate a las almas que se encuentran en el lugar del tormento: y caso de no encontrarse allí (pues esto dicen no puede saberse), nunca dejarán las almas de agradecer la buena voluntad de sus allegados bienhechores: y con esta ceremonia tie· nen otra, que muchos creerán fábula, de llevar comida a los sepul– cros, y debe llevarse bien caliente, pues ya comprenden que las al· mas no pueden alimentarse de cosa material, y as! comen el vapor que la comida despide, que es cosa inmaterial. Y esta acción, que indica el amor a sus deudos desaparecidos, la repiten durante 24 días, además de otras muchas supersticiones, que realizan en sus casas con respeto ir.creíble, para tener propicias a las almas, a las que tienen un miedo indecible. Exequias y funerales Estos temores que ellos sienten para con las almas, produce en sus corazones un profundo respeto e intenso amor para con sus difuntos, cuyos funerales celebran co11 una solemnidad fastuosa, y de la manera más original, que nosotros pudiéramos pensar. Si las notas remitidas por tres distintos misioneros sobre este interesante punto, no coincidieran en el relato de los hechos, y has· ta en sus pormenores, podríamos pensar se trataba de un cuento oriental, sin ribete alguno de verdad. Así de raros y de extraños serán los datos que vamos a transcribir, sobre este interesantísimo momento de la vida humana. (1)