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~~~~~~~~~-A_N_U_AR_IO~M_1s_1o_N_'A_1.~~~~~~~- 149 A solicitud del Obispo de Pasto, D. Manuel José de Caycedo, emprendió en Julio de 1893, un viaje de exploración al Caquetá y Putumayo, con el presbftero D. Enrique Collins y el P. Francisco de !barra, capuchino americano. En cinco meses hicieron el reco– rrido de aquella región, informándose del número de indios, y de civilizados que la habitaban, su grado de instrucción religiosa etc. De este curioso viaje con todos los incidentes del mismo, escribió el P. Angel una minuciosa relación, que fué impresa en Barcelona en 1895 con el título de cUna Visita al Caquetá>. La extraordina· ria solemnidad con que los expedicionarios fueron recibidos en Tú· querres, a su regreso, por las autoridades y pueblo, demuestra la excepcional importancia del viaje de exploración. Hallándose en Tulcán en el año 1894, hubo de sufrir graves molestias y continuos sobresaltos a causa de la guerra entre con· servadores y liberales. Atacada la ciudad por los conservadores, salió hasta dos veces al encuentro de las tropas sitiadoras, con á· nimo de concertar la paz, como mediador, aunque sin resultado al– guno. El P. Angel gozó de la amistad íntima y familiar confianza del lltmo. S r. Obispo Dr. Schumacher: quien, víctima de indigna per– secución por parte de un Gobierno sectario, halló amable acogí· da en el convento donde lo recibió con todos los honores el P. An· gel. Igualmente pudo gloriarse de ser confesor amigo del alma, y familiar consejero del Vble. Sr. Obispo de Pasto, Fr. Ecequiel Moreno, tenido por santo en vida y en muerte: acompailólo a Ro– ma donde hubo de ir para vindicar su nombre difamado vilmente, y fué testigo en el proceso de beatificación que se inició a poco de la muerte de tan santo prelado. En 1890 fué nombrado Custodio de la Misión del Ecuador: en 1898 vino a España, elegido Ministro Provincial de la Prov. dela Madre de Dios: y en este puesto de gravísimas responsabilidades, llevó a cabo la reviviscencia de la antigua Provincia del Norte agru– pando en una jurisdicción regular a Navarra-Vascongadas y Aragón, de la que fué Ministro Provincial. Promovió con verdadero celo los estudios, e inició el movimiento de nuestros estudiantes hacia las Universidades de Roma, Lovaina y Friburgo, los más importantes centros de cultura eclesiástica. En el año 1900 fué llamado a Roma para ocupar en el Definí· torio General el puesto vacante por promoción al Cardenalato del Rvmo. P. José C. de Llevaneras. Para el mismo puesto fué elegi– do de nuevo en 1908. En H:llO hizo una visita canónica ad referen· dum en las Misiones de Chile, Araucania y Argentina, animando a

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