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-271- con energía é indignación; y festiva que es uná burla picante de las necedades humanas. Habiendo existido la sátira en todos los tiem– pos, aunque con formas distintas según la época; las palabras de Quintiliano, satira tota nostra est, se 1·efieren á la especial que les dió Quinto Ennio y que perfeccionó Horacio. La sátira no debe dirigirse contra las personas en particular, sino contra el vicio, según decía Marcial : púrcere personis, dicere de vitiis: tam– poco ha de presentar los crfmenes en toda su de snudez ni emplear un lenguaje de senvue lto, porque de otro modo podría contrib uir á fomen– tar la corrupción en vez de corregir las costum– bres. Los latin os emplearon en la sátira el exá– metro: los españoles el terceto y el verso libre . Ent 1·e los romanos sobresalieron Lucilio Ho– racio, Persio y Juvenal. En Espaf!a el Arci~res– te de Hita, Bartolomé de Torres Naharro, Cris– tóbal de Castillejo, los Argensolas, Quevedo, Jovellanos , Vargas Ponce y otros. Fábula 6 · apólogo.-E s un poema que narra una acción alegórica, breve y sencilla, ocurrida generalmente entre irracionales. En la fábula se encierra siempre en precepto moral 6 literario que puede colocarse a l principio (afab ulación) 6 al fin (pos t-fabul ación) y debe deducirse natural– mente de la narración. La fábula ha de some– terse á la s sig uiente s regla s: 1.ª La acción debe ser sencilla, breve, interesante y bien imagina– da: 2.ª Los autores de la fábula han de estar bien caracterizados; si son animales, pintándo- l .

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