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-i45- de ofectos, el orador corre peligro de incurrir en la afectación y de caer en el ridicu lo. No debe insistirse mu cho en los afectos vio– lento s, 'porque su larga duración es un martirio, y además porque el orador, conservando siempr e la serenidad, ha de fundar su victoria más bien en el lenguaje tranquilo de la razón que en el . que in spirn el fuego de las pasiones. Finalmente, cuando convenga calmar los áni– mos, se despe rtarán afectos contrarios, ya opo– niend o la razón fría á la sensibilidad excitada, ya empleaudo con prudencia la ironía ó el ridículo . LECCIÓN XXVIII. FonMA DKL DISCUnso: su IAIPORTANCIA: PARTES DE QUE CONSTA.– EXORDIO: su OBJETO, IIEFINICIÓII Y nEGLAs.-D IVERS4S CLASES DE F.XORDIO.-PnoPOSICIÓ'.'1: sus CL.\St:s.-D IVISIÓ:oi: sus C0'.'1- IIICIO:'iES -;ÜnRACIÓ:'f: SUS CU4LIDAllES,-CONFIRll.\CIÓN: RE– Gl,AS PARA LA COLOCACIÓN DE LAS PRUEBAS,-fiEFUTAC IÓ'.'1.– EPÍLOGO Y PERORACIÓN, FORMADEL DISCURSO: SU IMPORTANCIA: PARTESDEQ.UE CONSTA.-La forma ó el plan del discu1·so ora torio, como el de toda obra lite– ra1·ia, es de la mayo1· importancia, y por lo mis– mo debe sujetarse á ciertas leyes para alcanzar la belloza que el arte comunica. Sucede con fre– cuencia que di scur sos de poco fondo interesan y fascinan ni auditorio por la excelencia de la for– ma, y otros a l contrario, aun teniendo un fondo interesante, no producen efecto a lguno po r care– ce1:de n1·te el lenguAje ó la pronunciación. El dis cur so orntorio ha de tener unidad, va- 10
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