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-144- de Íos oyentes. En ta les casos palabras duras y fras es cáusticas lastimarían ~u amor propio, y es indispen sab le poi' lo tanto g ;\IJ.\I' SU COrílZÓll empleando medios indirectos y nfcctuosos, que es lo que se llama insinuación. Las pasiones oratorias son aquellos sentimien– tos vivos y enérgicos de amo1: ú odio, de espe– ran za, de aleg1·ia, de temor, de indignación etc. que inspiran al orndor los asuntos de qw3 trata. Tienen gran eficacia no sólo pal'a realzar la im– portancia del discurs o, sino también para con– mover al auditorio. La fuel'za de las razones po– d1·á couvencer al hombre; pero la pel'suasión solamente se consig ue excitando en su ánimo aquellos nobles afectos que le emocionan dulce– mente, ó encendiendo en su espil'itu la vehemen– cia de las pasiones que arrebatan y subyugan su voluntad. Para obtener tan feliz result ado . , neces1t11el orado!' viva imaginación y exquisita sensibilidad, y sobre todo que arda en su corazón la purísima llama de los sentimien tos 'lUe inten– ta comunicar, porque la principal condición para conmover á los dem,1s, es estar un o conmovido ' según el conocido pl'ecepto de Ilol'acio: si vis me flere, dolendum est primum ipsi tibi. Sin em– bat·go, no siempre basta que el orador esté con– movido: para tl'asmi tir á los demás los senti– mientos que él experimente, necesita haber es– tudiado en el gran libro del mundo v conoce!' á fondo el coraz ón humano, no olYidai;do la índole del asunto y las cil'cunst1111cias del auditorio , po1·que si aquél ó éste 110 se pl'esta á la mocióu

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