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- 133- arte de la elocuencia ó sea la oratoria apenas se conoció en los pueblos orientales, donde tod as las cue ~tione s se sometían á la razón de la fuer– za. Al establecimiento de la república en Gre– cia, merced al ca rác ter de este pueblo y al de sus instituciones políticas, brilló rápidamente la ora– toria, cultivándose con mucho esmero en Ate– nas. El pl'incipal orado r· de Grecia fué Demóste– nes, del propio modo que en Roma fué Ciceró n el prín cipe de los oradores. Decaída la eloc uen– cia co n la pérdid a de la libertad y desterrada .de la tribuna, refugióse en la cátedra del Espí ri– tu Santo," apareciendo la oratoria sagrada. La impo1·tancia de la oratoria la demuestran cla ramente lo historia y la observación misma. Por ella el sacerdote atrae al camino de la vir– tud al pecador arrepentido; poi· ella el orador forense arranca una víctima de las manos del Yerdugo; por ella el general en la batalla ha– ciendo de cada soldado un héroe, sa lva el honor de su patria; por ella en fin el simple ciudad ano conmueve profundamente el ánimo de aquellos á quienes se dirige. Bien podríamos deci1· que la oratoria es un imán que atrae insensiblemente el corazón ó una chispa eléctrica que lo inffama. Artes auxiliares de la oratoria.-Si endo la pAlnbrn hablada el medio de expresión de la ora– tori a, reclama el auxilio de la Declamación (1) y de la Mimica. (2) Efectiv~men te, para que el (1) DeilaUn dec/amatto, ejercicio privadode los orndores para ad– quirir la elocuencia; arle de representaren el leatro.. (i) l>clgriego mimikós, gracioso,bufonesco,de m11no,, remedo,lml· lnclón:es el arle de imllar ó represcnlu por mediode gestos.

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