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-it2- osc uridad háll ase un as veces en el pensa miento y otras proviene del lenguaje . Se halla en el pen– samiento, cuando proviene de la ignorancia del asunto, rle la falta de meditación, del excesivo vue lo de la fantasía ó del afan de os tentar una el'Udición ridí cula 6 una pl'ofund idad y agudeza de ingenio aparentes. Está en el lenguaje si na– ce del emplo de voces técnicas, cultas, etc . de que hemos hablado ya. La colocación de los advel'bios y pronombres, espe cialmente de los posesivos su y cuyo, influ– ye mu cho en la clal'id ad de la elocución, haci én– dola osc ura s i no se coloca n en el pal'aje que indique sin ambigüedad la palabra á que se re – fieren y modifi can. Puede igualmente ser causa de oscurid ad del lenguaje lo mismo un a conci– sión excesiva que un a amplificación exage rada. No se olvide que si bien la cla ridad es un re– qui si to indi spe nsable de la buena elocución, tie– ne , no obstante, un carac tel' relativo, y por lo mi smo depende tant o del asunto de que se trata como de la capacida d de aquellos á quienes se dirige el orador ó escritor. Par a que se \tea cuánto influye la cla1·idad en la colocac ión de las palabras, ponemos los si– guientes versos de la «Epístola moral á Fá– bio», esc rita por el capitán Fel'llández de And1·a– da, en la que la palabra aprisionado hace arn– bigüo el se ntido porque lo mismo puede referir– se al ruiseñor que al príncip e. Más precia el ruiseñor su pobre nido De pluma y leves pajas, más sus quejas

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