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7 EVNGEL1SMO FRANCISCANO: UNA APUESTA POR EL HOMBRE 273 ir precedidos o acompañados de una fuerza de conquista militai Entre 1543 a 1545 se entrega a la labor misionera en Centroamérica. Es preci samente en este momento en el que es propuesto corno primer obispo del Yucatán, a donde él mismo había enviado misioneros. Hasta 1551 ocupa diversos cargos de gobierno. Durante estos años se construyen diversos templos y conventos bajo su dirección. Aunque nos encontramos con un hombre de una clarividente formu lación teórica, su vida queda especialmente determinada por la acción, aunque esto sea más difícil valorarlo casi quinientos años después. Mien tras otros misioneros mostraban gran atención a las discusiones teológi cas, tan en boga en aquel momento, como fruto del resurgir de tina segun da escolática, que tenía en Salamanca y en sus grandes Maestros su puntal más importante, él se dedica especialmente al apostolado, y no exclusiva mente al bautismo, sino que pone especial atención al sacramento de la penitencia, viendo en el mismo un medio eficaz para el afianzamiento de un contexto cristiano de vida en fraternidad evangélica, que no podía que darse exclusivamente en una simple cuestión devocional y sacramental. Momento singular para la historia de América supone el año 1550 en que dirige dos memoriales al rey solicitando moderación en los tributos que se cargaban a los indios, así como la exención para éstos del diez m&°. Esta lucha, que en algunos momentos mantendrá en compañía de otros miembros de su Orden, se dilatará hasta 1555. Con la promoción de Alonso de Montúfar OP. a la sede episcopal de México, la cuestión de la liberación de los impLiestos se hace más complicada. Ante el conflic to provocado por las Nuevas Leyes, se sitúa en una postura contraria u opuesta a la de los dominicos, intentando buscar siempre el equilibrio. Su lenguaje más allá del optimismo de éstos, le sitúa nuevamente en una clave evangélica de equilibrio y realismo, distanciándose de toda postu ra idealista. Será precisamente éste el momento en que refuta a Las Casas o, en compañía de Francisco de Bustamante, escriba al Consejo de Indias sobre los diezmos, el buen ti-ato a los indios y el problema candente de las relaciones de los frailes con los obispos y los clérigos. Esa equidad no le impedirá tampoco defender la Conquista, censu rancio las i nexactitu— des de Las Casas, así como sus exagei-ados ataques de los castellanos, considerando a éste como “importuno, bullicioso y pleitista” en la famo sa carta al emperadoru. io. cf. TORIBIO DE BENA\’ENrE [M0T0LINÍA], “Carta de Fv Toribio Motolinía a Su Ma- estad socre los diezmos (15N.1550)”, en M. Cueas, DoclllIIeIItOs nzéditos del siglo xvi para la historia ele Mvico, Madrid, Dastin, 2001, 161-167. 11. Cf. TORIBIO DE BENAvEN7E [MorociNiA], Carta al emperador Carlos y (2.1.1555)”, en Historia ele los indios de la Nueva España, Maclrid, Dastin, 2001, 301-326.

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