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3 EVANGELISMO FRANCISCANO: UNA APUESTA POR EL HOMBRE 269 elementos y formas educativas, entre las que sobresale la enseñanza de artes manLtales, como medio oportuno para que los indios pudieran vivir de su propio trabajo y, de esta manera, verse liberados del constante peli gro de servidumbi-e al que estaban sometidos. Esta experiencia se extien de a todos los centros misionales, en los que se establecen escuelas para la instrucción de los niños indígenas, prestando especial atención a los hijos de los caciques, entendiendo que era un medio adecuado con el que poder atraer a toda la población. Se conhguraba, de esta manera, un méto do educativo que será utilizado por los franciscanos y otros religiosos por las tierras del Nuevo Mundo. Gran impulso en la tarea evangelizadora, supuso también la elabo ración de los catecismos pictográficos, en los que Gante aparece como uno de sus grandes artífices, y que permitían el conocimiento de las verdades fundamentales de la doctrina cristiana de manera asequible, y sin des cuidar su carácter bilingüe. Peter van der Moor o Moere, en ese interés educativo del indio, se pre ocupa también del reconocimiento y defensa de éste como auténtico y pleno ser humano, al igual que los españoles y, por lo mismo, con los mis mos derechos y obligaciones que éstos. Por Jo mismo, pide a Car]os y que sean tratados como “personas libres y que ellos no siruan, pues los espa ñoles nunca sirvieron, de lo que el pueblo tiene, dé tributo á su amo y de la granjería que viene y no más, sin que aya de morir buscándolo y su per sona siruiendo”3. Esa condición de equidad suponía que los naturales debían tributar en la medida de sus posibilidades, y sin que fuesen reclu cidos a servidumbre, con la única intención de aumentar los beneficios de algunos españoles. Su actitud defensiva del indio cobraba mayor fuer za, por sus vinculaciones personales con el empei-adoi; así como por su coherencia de vida, en la que había renunciado a toda dignidad para seguir trabajando con aquel que consideraba como su propio pueblo. De esta manera, rl elemento franciscano de identificación, quedaba total mente plasmado frente a aquellos con los que compartí vida e ideales. 2. Cf. A. ALD0RN0I DE SL.\z\R, “El catecismo en erolíficos de Fra’ Pedro de Gante (1525-1528)”, en Revista del Íiist itt tío tic’ Historia Eciesicistica Ectiatoriaita 10 (1990) 35-89; G. v.ss ACEER, “Presencia franciscana flamenca en los códices y documentos en lenoua náhuatl del siglo xvi en México”, en Códices y docinitetitos sobm México. Siglos XV] y XVII. 47 Congreso I,ttentacio,tai ,4,,te,ica,iista, New Orleans, 1991 lo., “El hLlmanisrno cristiano en México: los tres Ilamencos”, en José ESCUDERO INibcier (coord.), Historia tic la ei’a;tgeli zación de América. 7avectoria, identidad y esperanza de tui Co,tti,te,tte. Htstórm da eu’auuge tizaçc7o dci América. 7ia/etória, icletiticiacle e esperaitça de tutu Conti,tenie. Siuttpasio itt/ema ciotial. Ciudad del Vaticano, 11-14 de huaso de 1992. Actas, Roma, Editrice Vaticana, 1992, 795-819. 3. “Carta tIc Fray Pedro de Gante al Emperador Carlos V”, en V. MARTÍNEZ GRACIA, Prat’ Pedro de Gante, primer Maestro y Catequista de “Tierra Firme”, México, Valencia, Unión Misional Franciscana, 1989, 76.

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