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278 MÍGUEL-ANXO PENA GONZÁLEZ 12 su trabajo etnográfico es además la amplitud de lugares: Cuernavaca, Tlaxcala, Texcoco, Huexotzingo, Cholula, Tepeacas, Tlatmanalco, donde va completando aspectos diversos.., su tarea no resulta fácil, máxime cuando será el primero en aquellas tierras en asumir este reto sin prece dentes por lo mismo, se ve en la necesidad de ir desarrollando las téc nicas de investigación más adecuadas. Su método se basará fiindarnen talmente en el estudio de la pictograFía y en la encuesta, elementos que serán utilizados posteriormente también por otros estudiosos. Incluso llega a la confrontación de las fuentes, de tal manera que vengan refren dadas por diversos encuestados. Su actitud hacia la cultura méxica está acompañada de un aprecio sincero hacia la misma y sus naturales, por lo que no se detendrá sólo en aquello negativo que ha de ser cambiado, sino que intentará también resaltar lo positivo de aquella cultura. Señala, además, las bondades del método pedagógico utilizado en los internados aztecas, los “calinecac”, así como los principios morales existentes en los discursos de los ancia nos. Este género náhuati propio era dado a conocer por él, aunque será Sahagún quien obtendrá del mismo sus mejores resultados. Esta salva- guarda de los valores más autóctonos de aquella cultura, le ponían tam bién en la senda del evangelismo franciscano, buscando también la opor tunidad para la creación de un nuevo México cristiano, que mantuviese una continuidad con la tradición antigua. Así su obra ha sido conside i-ada por Georges Baudot, corno un camino progresivo en el acercai el indio al Evangelio. En el primero de ellos se encuentra la etnografía, con su “Tratado de las Antigüedades mexicanas”, el segundo la lingüística, con su “Arte y Vocabulario de la Lengua mexicana”; literaria, con “los Huehuetiatolli”, y un último, que sería el catequético, con su “Libro de los siete sermones” y el “Tratado de hechicerías y sortilegios”19. Desgra ciadamente, el acceso a sus escritos nos resulta complicado, puesto que casi todos se han perdido, por lo que nos vemos impelidos a acceder a los mismos recurriendo a las crónicas de sus coetáneos. Pci-o como solía ser frecuente entre las figuras de esta época, muy a lo Quijote, se sitúan a caballo entre teoría y praxis, entre el estudio y la evangelización. Por lo mismo transcribe obras pictográficas, al mismo tiempo que enseña latín en el Colegio de la Santa Cruz de Tepepulco, o catequiza en Tepepulco. Su sensibilidad aprecio hacia los naturales le lleva también a levantar un Hospital en Hueytlalpan, o a colaborar mate rialmente en la construcción del convento de Temcamachalco. 19. C1. G. BAUD0T, Utopia e Storia iii Messico (1520-1569), Milano, Edizíoní Biblioieca Francescana, 1991, 415-442.

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