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DIÁLOGO O CHOQUE DE CIVILIZACIONES 131 mente se había escrito el Nuevo Testamento. Algunos entienden que éste lugar lo ocupa hoy en día el inglés de Estados Unidos. No se puede negar que los millones de personas que emplean cada vez más el inglés lo hacen fundamen– talmente por razones prácticas, incluso aquellas sociedades que rechazan el horizonte cultural de Occidente, sí aceptan el inglés como medio de difusión de sus doctrinas y pensamientos. Sería ingenuo pensar que las lenguas se utilizan de forma inocente. Toda lengua lleva implícita cargas cognitivas, normativas y emocionales. Por ello una cultura que se quiere imponer se difunde, al mismo tiempo, a través de vehícu– los populares y de elite, a través de los medios más comunes y de los más sofis– ticados8. Entre los distintos sectores de una cultura se producen tensiones y conver– gencias por igual, tanto en el nivel de la elite como en el popular. Hay un tema que se propone como bandera: el individuo y su independencia por encima de la tradición y la colectividad, de aquí el carácter tan atrayente que puede tener una cultura que tiende hacia una globalización. Las personas tenemos la sensación, desde una opción más globalizadora, de grandes posibilidades con las que uno se encuentra y la aspiración de una mayor libertad. Aquí hay quien considera que este mundo globalizado se aproxima al helenismo, que también exaltaba al individuo y su lucha por destacar, lo que lo liberaba de las restricciones que venían impuestas por la tradición. Pero lejos de ser así, tenemos que ser conscientes de las dificultades que vienen de camino, sólo se podrá ser auténticamente libre e independiente en la medida que se conozca una cultura, pudiendo así aceptar o rechazar lo que la misma nos propone. No basta con el simple hecho de que otros decidan por nosotros. Habrá de ser cada individuo el que acepte y promueva la antedicha integración. Sí es cierto que los elementos más cualificados de una sociedad jugarán un papel decisivo, pero todos habrán de contribuir al logro del encuentro y diálogo'. Ante esta realidad se dan diversas posturas, la de aquellos que la aceptan, los que la rechazan y un sinfín de posturas intermedias. Pero la mayor dificultad reside en que cuando nos movemos a estos grandes niveles, para aislarse de una cultura globalizante, es también necesario aislarse totalmente de la econo– mía global. .. Sólo hay que pensar en los costes que esto impone. ª Acerca del concepto cultura y sus relaciones con la globalización, cf. P.L. BERGER - S.P. HUNTINGTON, Globalizaciones múltiples. La diversidad cultural en el mundo contemporáneo, Paidós, Barcelona 2002. 9 Acerca de la asimilación de la identidad cultural hegemónica y su relación con las mino– rías, cf. B. Ru1z LóPEZ - E.J. Ru1z V1EYTEZ, La política de inmigración: Ja legitimación de la exclusión, Universidad de Deusto, Bilbao 2001.

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