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MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ duce desconcierto y desinformación, donde -antes o después- aparecen síntomas de pobreza"'. Pero para lograr la tan ansiada integración, parece también necesario situarnos en conceptos comunes, desde los que poder comenzar a construir un discurso de diálogo. No cabe duda que aquí se impone como una fuerte dificul– tad el concepto de civilización globalizadora y el de cultura, que vienen determi– nados por unos elementos que se han querido imponer como claves fundamen– tales de comprensión. Sólo haciendo una auténtica delimitación de estos conceptos estaremos capacitados para caminar juntos. 3. El CONCEPTO DE CULTURA El término cultura se ha empleado para designar todo tipo de grupos diver– sos. Pretendemos situarnos en una cultura determinada por lo social, una forma de vida que viene marcada desde las distintas actividades humanas, donde lo religioso, social, educativo, recreativo y económico determinan el ámbito público y privado. Este núcleo suele estar además establecido por una lengua compar– tida. En esta comprensión de cultura se entienden tanto los valores y memorias compartidas, así como las instituciones y prácticas comunes. Para que una cultura sobreviva y se desarrolle en el mundo moderno, debe ser una cultura que tenga como horizonte general al hombre que se desarrolla en sociedad. Por la importancia de las instituciones sociales en nuestra vida, y en la determinación de nuestras opciones, toda cultura que no tienda a lo social se verá reducida implacablemente a una marginación 6 • La capacidad y la moti– vación para constituir y mantener una cultura distinta de este tipo es caracterís– tica de las naciones o pueblos (de sociedades culturalmente distintas, geográfi– camente concentradas e institucionalmente completas) así, las culturas societarias tienden a ser nacionales'. La lengua, no cabe duda, es un factor crucial de difusión cultural. Así, el vehículo principal del helenismo fue la koiné, el griego vulgar, en el que precisa- 5 A. GóMEZ GóMEZ, "Inmigración e integración social", en M. PfMENTEL SILES (Coord.), Proce– sos migratorios, economía y personas, Cajamar, Almería 2002, 304. 6 Así ha ocurrido con las culturas de los pueblos primitivos, que por su carácter precario para ser comunicadas y defendidas, se enfrentan a grandes dificultades que las llevan implícitamente a la desapa– rición y destrucción. Singularmente no ocurre así con el mundo islámico, que se ha marcado un férreo cin– turón de protección, en el que no es aceptado nada que provenga de fuera de la propia cultura, de tal manera que no se puede ver agredida y socavada su íntegridad por elementos externos más fuertes. 7 Acerca de la cultura de las minorías étnicas y el reconocimiento de su identidad cultural, desde una visión que siendo todavía muy dependiente de un planteamiento liberal se sitúa a caballo entre la teoría política y la práctica social, et. W. KYMLICKA, Ciudadanía multicuftural, Paidós, Barce– lona 2002.
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