BCCAP000000000000120ELEC

MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ Prof. de la Facultad de Teología Nos adentramos en uno de los ámbitos más complicados de nuestra reali– dad actual y que, inexorablemente, merece una respuesta y una reflexión serena. El choque de civilizaciones es algo que todos tenemos hoy ya dema– siado cerca como para no verlo. Parece bastante acertado considerar que, en la realidad española, no obtendría la misma respuesta este título hoy que antes del 11-M. La ¡¡ente se siente mucho más sensible y ve amenazado su entorno. El motivo lo encontramos en una realidad que a partir de los dos últimos lustros, ha comenzado a configurar la sociedad de manera totalmente nueva, donde los emigrantes son algo ya cotidiano. Hablar del extranjero que llega a nuestras tie– rras supone, en muchos momentos, enfrentarse con lo opuesto y diverso a nuestra sociedad y cultura. Por este motivo, considero que el título debería ser inclusivo, puesto que son dos fuerzas que se contraponen entre sí, pero que no es posible renunciar a ninguna de ellas. Tenemos que acostumbrarnos a coexis– ti.r, para lo que el diálogo es una herramienta indispensable; la única capaz de poner freno al choque de civilizaciones. Como podemos constatar todos los días por los medios de comunicación social, es en la interrelación donde se encuen– tra lo más fuerte de la polémica actual. No podemos renunciar a nuestra propia cultura e identidad, pero tampoco podemos seguir viviéndola como algo intangi– ble, sino que el diálogo y choque de civilizaciones nos permite integrar y purifi– car aquellos comportamientos que no son concordes con el mundo que nos ha tocado vivir y con una cultura del desarrollo. De esta manera hablar de diálogo y choque de civilizaciones, supone la aceptación del otro como persona, como individuo dotado de una serie de dere– chos y deberes, lo cual implica también, por parte de éste, la aceptación de la sociedad que le acoge y recibe; entendiendo que aceptar una cultura supone respetar sus normas básicas e identificadoras.