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ANUARIO DE ESTUDIOS BOLIVIANOS, ARCHIVÍSTICOS Y BJBLIOGRÁFICOS 505 mayo. Por lo ,nismo se volvía a insistir en la conspiración para entregar el trono a la princesa ::=arlota y, al mismo tiempo, la defensa de los derechos del legítimo soberano. _os testimonios, en esta línea, son muchos. Es suficiente, a modo de ejemple , !Jresentar el del presbítero Patiño en su propio diario, en el que comienza jmtificando las razones: Este pueblo fid y generoso, conservador de su Religión sagrada, amante de su Rey católico, y de su dulce Patria, mucho tiempo ha que sufría el yugo pesado de la injusticia y el despotisJY,o, pero no intentó sacudir por esto su maltratada cerviz hasta que palpó con sus propias manos que se quería usurpar los legítimos derechos de soberanía a su amado monarca D. Femando Séptimo. No pudo tolerar, ni un momento más, este trastorno ilegal. Tiró el velo humilde que cubrían su heroicidad y valor, y a las siete y quarto de la noche del 16 de julio de 1809 (época memorable), formando el pueblo en masa S'." arrojó sobre el quartel; sorprendió al centinela y demás soldados de la prevención, ganó todas las armas y cañones, y con esta posesión tocaron entredicho con la campana grande de la catedral: todo el mundo se reunión en la plaza, los del pueblo tomaron la precaución de poner artillerí2 y centinelas en las esquinas, de modo que todos entraban y ninguno salía" 9 . Como ha puesto de manifiesto F.-X. Guerra "ningún proceso revolucionario de gran amplitud -como las revoluciones hispánicas- puede reducirse a una explicación simple en términos de causas y efectos" 1 º. En este sentido, llegando al alzamiento del 16 de julio, asumiendo que éste tiene relación con el precedente del 25 de mayo e, incluso -como algunos autores han evidenciado- con el intento de insurrección que había tenido lugar en Cuzco en 1805, se impone entrar en la lógica interna del mismo y, en lo que a nosotros nos interesa, pergeñar aquellos detalles que nos puedan ayudar a comprender la actitud llevada a cabo por el Obispo de La Paz. Por lo mismo, nos vemos obligados a recorrer los hechos históricos fundamentales, pero asumiendo que lo hacemos sólo con el fin de clarificar y tomar conciencia de aquellos detalles que puedan ayudar a clarificar nuestros intereses precisos. Y, en este sentido, no se pueden pasar por alto hechos históricos objetivos, que deben ser aceptados en su presente y como parte de su núcleo esencial. Es evidente que algo complejo no puede ser resuelto de manera sencilla. La prueba de ello es que los temas religiosos y contrarrevolucionarios fueron un recurso d~ primer orden a la hora de movilizar a la población, tanto por parte de los insurgentes como de los 9 "Diario del Presbítero Patiño", en C. Ponce Sanginés - R. Alfonso García (comps.), Documentos para la Historia de la Revolución en 1809, t. III, La Paz, Alcaldía Municipal, 1954, 372. 1 ° F.-X. Guerra, "El ocaso de la Monarquía hispánica: revolución y desintegración", en A. Annino - F.-X. Guerra, Inventando la nación. Iberoamérica. Siglo XIX, México, FCE, 2003, 118.

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