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ANUARIO DE ESTUDIOS BOLIVIANOS, ARCHIVÍSTICOS Y BIBLIOGRÁFICOS 559 el tenor de esta providencia, al alcalde de Yungas fue el único jues que formalisó la sumaria desde su origen, hasta las penúltimas declaraciones, que finalizó otro comicionado, para su remición a la superioridad, por mano del comandante rebolucionario, Pedro Domingo Murillo, como ya queda dicho 164 • [22.] Por la Copia del Oficio circunstanciado, que dirijí desde Cochabamba al Excelentísimo señor Virrey con fecha 2 de diziembre último 165 , se impondrá V. S. de la enteresa, con que me porté para sosegar el tumulto recorriendo los lugares públicos más principales, donde se iban congregando las gentes, después que saliendo de la casa del gobernador, al oír los primeros gritos, embaracé que desarmasen a los soldados muchos hombres, que allí abían entrado con este fin. Corrí al quartel, donde figuraron que corría el pueblo para apagar el incendio que también supucieron para paliar los primeros eccesos del alboroto (f. 6v). Despejé las calles con mis exortaciones amorosas, sin acabar de conoser todabía, que era bullicio de motín, hasta que habiendo pasado a mi iglecia catedral para mandar suspender el espantoso clamor del rebato que tocaban presipitadamente, encontré defendidas las puertas de la torre por una porción de hombres armados con fuciles y bayonetas, los quales me respondieron no sesarán las campanas por que para eso estamos aquí. 23. Volví a la plaza, de donde logré retirar las muchas gentes que la ocupaban, del mismo modo, que en la calle Comercio, sin encontrar resistencia, antes sí la mayor dosilidad y respeto, después de recibir mi bendición, hincados de rodillas, resando una salve a María Santísima del Carmen, cuya festividad y proseción había solemnisado aquel día. Llegué a la boca calle de mi palacio, en compañía de los alcaldes, que me salieron al encuentro en la plaza, y me siguieron en las demás estaciones, sirviendo de fieles testigos de la obediencia con que a mi voz se despedían todas las gentes. Quice bolver a la plaza, por que advertir que los que se iban retirando de mi precencia, bolbían todos a reunire en la misma plaza por diferentes calles; pero no lo permitieron los alcaldes, con decir que corría riesgo mi vida, y aunque les repliqué con enfado que hasta aquel me habían visto, obedecido y noche del 16 del corriente y de que las extraordinarias del caso le obligaron a encargarse del goviemo de aquella Ciudad y Provincia, esperando esta Real Audiencia de su conosido zelo en el mejor servicio de nuestro amado soberano el señor Don Femando 7°, no omitirá medio alguno de afianzar la tranquilidad común. Y en atención a que conduce notablemente a este importantísimo objeto, y es muy propio de las circunstancias no demorar la formación de la correspondiente causa, dirigida a exclarecer el mencionado acontesimiento, el alcalde ordinario de primer boto de la misma ciudad, en uso de la jurisdicción que le conseden las Leyes, proseda desde luego a executarlo, dando cuenta oportunamentea este regio tribunal, como de qualquiera ocurrencia de consideración que pueda sobrevenir, y hasiéndolo antes entender al Dr. D. Gregario Garzya Lanza y Don Juan Bacilio Catacora, que firman la representación el 18 del corriente, y al público en la forma conveniente para se facilite la debida instrucción de la causa y con testimonio de todo se partisipe este suseso en el presente correo al Excelentísimo señor Virrey y Real Audiencia pretorial, en los términos acordados. 164 Al n.º 20 de este papel. 165 Corre de f. 115 a f. 118.

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