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ANUARIO DE ESTUDIOS BOLIVIANOS, ARCHIVÍSTICOS Y BIBLIOGRÁFICOS 503 Andreu y a algunos miembros del Cabildo secular, concretamente a Manuel Zudáñez, Domingo Aníbarro y Jaime Zudáñez. El abogado Zudáñez fue arrestado y conducido a la cárcel de la Audiencia, lo que provocó el levantamiento popular, que respondía al grito soberanista. "¡Viva el Rey, que prenden a los señores oidores!". Un grupo de ciudadanos, ante el hecho, pide la intervención del obispo Moxó que convence a García Pizarra para que libere a Zudáñez. En este estado de cosas, el abogado es puesto en libertad y levantado en hombros como un héroe. Y, aprovechando la excitación popular, un grupo de exaltados se vale de la oportunidad y, al tiempo que se apodera de la artillería y de la sala de armas, libera también a los presos. El momento será de gran tensión y algunos peninsulares ven peligrar su vida. Ante este estado general, el Arzobispo, que había temido por su seguridad mientras le conducían a interceder ante el Presidente, decide huir de la ciudad ya que su residencia está rodeada de grupos exaltados. Por su parte, los oidores dirigen a sus huestes hacia la residencia presidencial, y, ante el tumulto del momento, tienen lugar disparos que provienen del interior de la residencia, que matan a algunos de los que se encontraban arremolinados ante las puertas. Este hecho exalta más el fragor popular y, los oidores firman un escrito, que envían a García Pizarra por mano de1 coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales, en el que le exigen su renuncia. Como consecuencia y en aquellas mismas horas, la Audiencia decide tomar el mando político y militar que constituirá al tribunal en Audiencia Gobernadora, al tiempo que entregaba la jefatura militar a Álvarez de Arernles. El equilibrio social quedaba aparentemente salvado por el hecho de que, aquellos que podían ser los ideólogos que eran los criollos formados en el ámbito de Charcas, dejaban que actuase la Audiencia, en la que los oidores eran esencialmente peninsulares. La Audiencia se mantendrá en los límites de una política moderada, sin decantarse en exceso en actos que pudieran significar una actitud revolucionaria o de independencia frente a España, al tiempo que buscaba el apoyo de las ciudades y v'llas más importantes de Charcas. Prueba de ello es el hecho de que es la misma Audiencia la que solicita a Álvarez de Arenales que vaya en búsqueda del Arzobispo y lo traiga a la ciudad, asegurándole el ejercicio pacífico de su ministerio. El detalle es significativo, ya que después de las fuertes tensiones, Moxó y Francolí entra en la ciudad acogido entre vítores y aclamaciones populares.

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