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ANUARIO DE ESTUDIOS BOLIVIANOS, ARCHIVÍSTICOS Y BIBLIOGRÁFICOS 519 entrever manifiestamente que, de no hacerse las cosas como él mismo indicaba, usaría de toda la fuerza, poniendo "en movimiento todos mis recurzos, obrando en calidad de noble y leal militar" 53 . La actitud del obispo manifiesta su obstinación y resentimiento, justificándose en el hecho de que se le quería tender una trampa, de tal suerte que los revolucionarios pudieran contar con un territorio continuo en Yungas, en el que ya no quedara ninguna célula hostil en su interior, para que se pudieran replegar en él, si la resistencia a las fuerzas de Goyeneche en La Paz se volvían contrarias a sus intereses. Y, al mismo tiempo, al quitar la fuerza moral al ejército que defendía el pueblo de lrupana sería más fácil el enfrentamiento bélico, pues se quedaba sin un fuerte estímulo moral, que era la figura física del prelado, teniente vicario general de los ejércitos. Al mismo tiempo, y aunque los insurgentes lo desconocían, era también un serio apoyo económico, puesto que el pago de la soldadesca lo estaba cubriendo él directamente de sus arcas 54 . La respuesta política fue reforzar la fortificación de Irupana para hacer frente al ejército sublevado comandado por García Lanza. El 13 de octubre allí se presenta Lanza con un ejército, y le sale a recibir el de los realistas, que según refiere el propio prelado, había ya hecho algunos preparativos para la defensa. Es significativo que el propio La Santa toma la iniciativa de ponerse al frente de las tropas: "en esta salida cubrí yo el lado derecho de la bandera y el cura de Irupana la izquierda, con lo que quedó la gente muy enfervorizada" 55 . El enfrentamiento tendrá lugar el día 25, cuando un ejército de varios miles de hombres será derrotado por los refugiados en la ciudad. El golpe de efecto, supondría un punto favorable a las intenciones contrarrevolucionarias del obispo, aunque pronto tendrá que dejar libre el paso a su adversario, al conocer que éste había recibido refuerzo de hombres 53 Ibíd. Unas líneas más arriba había manifestado incluso su intención de acabar con todos los disidentes: "para que se aniquilen y exterminen sin perjuicio ni detrimento de clase, de ese leal vecindario todas las faxiones y dislocaciones de que vuestras señorías son testigos". 54 "... visitando quarteles, reanimando a nuestra gente, proveyéndola de mantenimientos y pagando a los que no tenían cómo subsistir en todo el espacio de un mes, un medio sueldo por mi mano, que con los demás gastos que hice de su orden y caudal, suven a la suma de tres mil doscientos y un pesos, según cuenta documentada que he llevado por menor, para rendírsela a su tiempo". "Certificación de D. Esteban de Cárdenas. Irupana, 26 de noviembre de 1809", en Expediente del Obispo de la Paz, f. 40r. El total pagado por el prelado ascendía a doscientos diez pesos y siete reales y medio, que le serán devueltos en Cochabamba, el 14 de diciembre. Cf. Ibíd., f. 43r-44v. 55 "Oficio del Obispo de La Paz al Virrey del Río de la Plata. Cochabamba, 2 de diciembre de 1809", en Ibíd., f. 56v.

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