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ANUARIO DE ESTUDIOS BOLIVIANOS, ARCHIVÍSTICOS Y BIBLIOGRÁFICOS 517 cuenta que el resto de aquella demarcación de Yungas estaba en manos de los revolucionarios, por lo que Irupana se convertía en un feudo realista aislado, que debía encontrar la manera más adecuada de defenderse. El mando militar de aquel enclave se encontraba en manos de un obispo, eminentemente batallador y abiertamente apoyado por un grupo de párrocos, también partidarios de la soberanía real. Valiéndose de su preeminencia, el prelado recurre solicitando intendencia para poder defenderse a las plazas de Cochabamba y Potosí. La respuesta de la primera fue escasa y nula la de Potosí, por lo que estos tuvieron que recurrir a sus propios medios y recursos para mantener la resistencia frente a los que ellos consideraban sublevados. Si estos eran sus movimientos en el campo castrense, en el religioso, el obispo promulga la excomunión de los insurgentes. El momento resulta especialmente complejo y no es fácil precisar la progresión de los hechos. La primera excomunión tiene lugar los días 26, 27 y 28 de septiembre, primero con un edicto en el que se justifican las motivaciones para proceder a la excomunión mayor 44 y, al día siguiente, promulgando otro edicto en el que se refieren los nombres de todos aquellos sobre los cuales recaen las penas canónicas 45 • Por su parte, el día 29 de septiembre, la Junta gobernadora se dirige al Cabildo eclesiástico para que, siguiendo las indicaciones del Virrey, los cargos fueran nuevamente ocupados por sus titulares, entendiendo también entre ellos "la de nuestro ilustrísimo prelado el señor obispo Dr. D. Remigio de La Santa y Ortega, de cuya piedad alcanzó la noche del dies y seis de julio próximo pasado, que dimitiese el gobierno en su venerable señor presidente y cabildo eclesiástico" 46 • Con fecha del 30, los insurgentes escriben al prelado pidiendo su vuelta a La Paz, considerando que "su agradable presencia en esta su capital, es de primera necesidad" 47 • Algo había cambiado, pues el lenguaje utilizado resulta sumamente respetuoso, por lo que solicitan que regrese para retomar el gobierno de la diócesis, considerando que su presencia "restablecerá el reyno de la felicidad y del contento" 48 • Pese a lo que se ha solido afirmar, los insurgentes seguían manteniendo como argumento "por la persecución de nuestros triunfos y restitución de nuestro 44 Cf. Apéndice, doc. l. 45 lbíd., doc. 2. 46 "La Junta Tuitiva al Cabildo, Justicia y Gobernador intendente de La Paz. La Paz, 29 de septiembre de 1809", en Expediente del Obispo de la Paz, f. l lr. 47 "De los insurgentes de La Paz al Obispo de dicha ciudad. La Paz, 30 de septiembre de 1809", enlbíd., f. 13r. 48 Ibíd.
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