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516 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ capacidad para emitir actos con forma canónica, como sería el caso de una excomunión. Así lo interpreta el Cabildo eclesiástico 40 . Siguiendo el decurso de los hechos, al día siguiente el 18 de julio, el Cabildo "ha aceptado dicha dimisión en fuerza de las mismas razones y circunstancias, que han influido a la prudente y perspicaz integridad de V. Señoría Ilustrísima a efectuarla" 41 , pasando a elegir al sustituto que recae en Guillermo Zárate y solicitar del prelado "para que se digne conferirle directamente todas las facultades convenientes y la comisión necesaria, para los asuntos que ocurrieren" 42 . Ocho días más tarde, el 23 de julio es obligado a abandonar la ciudad, lo que hace al día siguiente a primera hora, dirigiéndose a la Hacienda de Millocato, donde permanecerá hasta el 20 de septiembre. El prelado, en todo momento, tiene conocimiento del juicio que se desarrolla contra él en La Paz. Así, en cartas dirigidas al Virrey del Río de La Plata en diciembre de 1809, da cuenta de las humillaciones a las que se había visto sometido, al tiempo que describe su particular visión de los hechos 43 . Su situación comienza a cambiar significativamente cuando, desde su refugio en Millocato, al Sur de La Paz, recibe a un emisario que le trae la súplica del subdelegado y vecindario de Irupana para que se pudiera trasladar a aquel pueblo, contando para ello con la oportuna seguridad. A este fin, el emisario se había trasladado con una escolta que aseguraba su vida. La intención era que, desde allí, pudiera asumir la defensa de los derechos del Soberano contra los alzados el 16 de julio. Tan sólo dos días más tarde, se encuentra ya en Irupana organizando al pueblo para hacer frente a los insurrectos. Es interesante resaltar que, en los acontecimientos que tendrán lugar, al lado del obispo se organizan criollos, españoles, mestizos, e incluso negros e indios, evidenciando que la división teórica, entre criollos y peninsulares, en este momento no había tomado la forma que se hará evidente más tarde. Las circunstancias no resultaban del todo fáciles, máxime teniendo en 4 ° Cf. "El Provisor y Gobernador de La Paz a su Obispo. La Paz, 18 de julio de 1809", en Ibíd., f. 5r-v. El mismo obispo en el Recurso presentado a la Audiencia de La Plata, hará notar que se le pedía "especial comición para todo lo consemiente al goviemo del obispado, entendiendo, como debía entender, que una semejante renuncia viciosa y nula por todos respetos, no lo podía autorisar para poder govemar bálidamente". Apéndice, doc. 5, n. 25. 41 Ibíd. 42 Jbíd., f. 5v. 43 Cf. "Oficio del Obispo de La Paz al Virrey del Río de la Plata. Cochabamba, 2 de diciembre de 1809", en Expediente del Obispo de la Paz, f. 53v-57r.

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