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ANUARIO DE ESTUDIOS BOLIVIANOS, ARCHIVÍSTICOS Y BIBLIOGRÁFICOS 513 persona, en razón de su peculiar radicalismo y beligerancia 33 . Por otra parte, el prelado era un hombre de índole dogmática, apegado a las fórmulas de una Iglesia dependiente de la Monarquía hispánica por lo que no le resultaría fácil desprenderse de todo un modo de hacer y comportarse, especialmente ante unos acontecimientos ambiguos, poco claros y donde éste tenía conciencia de ver cómo se agredía no sólo al soberano legítimo, sino incluso a él mismo en su propia dignidad. Por lo mismo, se confirmaba como un individuo que dificilmente podía entender las reivindicaciones de aquellos que se sentían oprimidos en el entorno de la América, de manera particular, ante la actitud altanera de quienes habían venido de la Península para ocupar los puestos de representación social, subyugando todos los derechos de naturales y criollos, entre los que también se encontraba él mismo. Este detalle no ha de pasar por alto, ya que en la organización social hispánica, especialmente en la americana, donde los derechos y las tradiciones eran algo inamovible, desde la llegada de los Borbones y, con el abierto regalismo, se habían visto fuertemente socavados los derechos de los criollos, que se habían visto repetida y progresivamente desplazados e, incluso, aplastados. El conflicto con los insurgentes y la renuncia a la sede episcopal Los insurgentes acusaban al prelado de confabulación para nombrar como soberana de aquellas tierras a la princesa Carlota, conjuntamente con el obispo Moxó y Francolí, el Presidente de la Audiencia de Charcas, García Pizarro, y el intendente, Francisco de Paula Sanz, de tal manera que exponían unas motivaciones válidas y oportunas para poder proceder hipotéticamente contra alguien que se mostraba como un renegado. Se trataba, en la visión de aquellos que defendían los intereses en el marco geográfico concreto, de un traidor y conspirador contra los intereses del rey Fernando VII. Como hemos visto ya a lo largo de las páginas anteriores, esa seguirá siendo la justificación, en todo momento, y de la que tomamos uno de los múltiples ejemplos posibles: Es público y notorio que el Alcalde de primer voto, es un traidor al Rey, y a la Patria, que tiene correspondencia secreta que, este mismo con algunos individuos del Cabildo, han hecho venir tropas del Cuzco, Arequipa y Puno, para que tomen Copacavana, y entregar este pueblo a la Carlota, contra los derechos de nuestro suspirado Rey, el señor D. Femando Séptimo. También es público y notorio que de acuerdo con D. Santiago Liniers, Virrey que fue de Buenos Ayres, el Presidente de Charcas, Pizarro, 33 Cf. E. Just, Aproximación a la Historia de la Iglesia en Bolivia, La Paz, D. Bosco, 1987, 51.

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