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ANUARIO DE ESTUDIOS BOLIVIANOS, ARCHIVÍSTICOS Y BIBLIOGRÁFICOS 511 alimentación diaria que estaba fijada en tres comidas, pasará a aumentarse en una más 28 • Por otra parte, él mismo había sido rector en el Seminario de Orihuela, donde se supone qm: habría puesto también en práctica estos principios. Su formación intelectual estaba avalada por su doctorado en Sagrada Teología en la Univ":rsidad de Valencia, mostrando por ello un profundo conocimiento de las Escrituras, de los Cánones y de la Teología escolástico-tomista. Al mismo tiempo, si analizamos la figura del obispo desde la dedicación al ministerio apostólico que le fuera confiado, es preciso reconocer que había dedicado especial atención en visitar las misiones de Apolobamba, Mapiri y Mosetenes, en las que había creado siete curatos, organizando incluso su administración. Los aires ilustrados, en este sentido, los muestra incluso en el hecho de que, con el beneficio de los mismos, abrirá caminos y creará puentes, con el fin de que los naturales pudieran sacar sus productos desde sus territorios al exterior para su venta. En 1808, también en razón de su ministerio, se dedica a la creación de un hospicio para pobres y un hospital para mujeres, valiéndose para ello del legado que le habían confiado varias personas. Se trataba, por tanto, de un hombre activo, que tenía conciencia de sus responsabilidades, así como de las implicaciones propias de las mismas. Esa misma sensibilidad social la expresa en 1807, cuando publica una pastoral con la que pretende ayudar a la ciudad de Buenos Aires 29 . También este detalle resulta interesante, puesto que dicha colaboración caritativa él la entiende como un acto de lealtad. Ese patriotismo no podía ser identificado sólo con lo político, sino que hacía referencia a una comprensión totalizante, algo frecuente en el Antiguo Régimen, donde el bien común era entendido en su referencia al poder civil y eclesiástico conjuntamente. Algo que queda muy lejos de las representaciones que se elaborarán en los primeros años de la naciente República de Bolivia, y que se convertirá después en lugar común. Manuel Pinto, en concreto, lo describe como un hombre cargado de todos los vicios posibles y sin ninguna virtud, por lo que se explicaría que fuera odiado por todos los paceños: 28 Este detalle resulta sugerente, puesto que la línea ideológica que justificaba los alzamientos interpretaba a La Santa y Ortega como un déspota sin escrúpulos, de igual suerte que los realistas veían a Murillo como un facineroso. 29 Cf. Pastoral amonestación que el Ilmo. Sr. D. Remigio de la Santa y Ortega, Obispo de la Paz, dirige a uno y otro clero, y demás diocesanos, para que en exercicio de su caridad y patriotismo auxilien con socorros pecuniarios la ciudad de Buenos Ayres..., Buenos Ayres, en la Real Imprenta de niños expósitos, 1807.
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