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res: Marjorie Grice-Hutchinson, Melquíades Andrés, José Barrien- tos y Juan Belda. Cada uno de ellos con una visión propia e indepen- diente de las anteriores, en las que se dan coincidencias, al mismo tiempo que divergencias. Grice-Hutchinson se aleja del marco de las ciencias eclesiásticas, con lo que resulta especialmente compli- cado valorar su posición. Requiere un estudio más detenido y atento, que aborde además los estudios de historia económica de estas dos décadas 91 . Con todo no parece correcto el rechazo que hace de este ámbito de la economía Belda Plans, puesto que es ya una lectura con bastante tradición, aunque sí deberá ser delimitada correctamente. De las tres aportaciones, resulta especialmente sugerente la de Melquíades Andrés, por su carácter sintético, a modo de enuncia- dos. Además de las aportaciones típicas de la Suma y del dictado, da unos detalles a tener en cuenta: Coherente teoría sobre la natura- leza de la teología y el quehacer del teólogo en relación con Dios, con el hombre, con la sociedad civil y eclesiástica; Aplicación de la Revelación a los problemas planteados por el humanismo y renaci- APROXIMACIÓN HISTÓRICA AL CONCEPTO «ESCUELA DE SALAMANCA» 115 (1996) 547-561; I. Iizuka, La Escuela de Salamanca en los primeros tiempos de la historia de la teoría monetaria (S.l. 1996); J. Belda Plans, “La Reforma Católica”, en P. Castañeda – J.C. Martín de la Hoz (dir.), Enigmas de la Iglesia II (Córdoba 1997) 149-176; I. Jericó Bermejo, Fray Luis de León. La teología sobre el artículo y el dogma de fe (1568) (Madrid 1997); F. Gómez Camacho – R. Robledo (eds.), El pensamiento económico en la Escuela de Salamanca (Salamanca 1998); Id., Eco- nomía y filosofía moral: la formación del pensamiento económico europeo en la Escolástica española (Madrid 1998); J. Belda Plans, “Hacia una noción crítica de la «Escuela de Salamanca»”, en Scripta Theologica 31 (1999) 367-411; Id., La Escuela de Salamanca (Madrid 2000); Id., “Domingo de Soto. Teología y Método teológico”, en Tempus implendi promissa. Homenaje al Prof. Dr. Domingo Ramos- Lissón (Pamplona 2000) 553-582; L. Pereña, La Escuela de Salamanca. El legado de paz Francisco de Vitoria: inventario de fuentes y manuscritos, claves de inter- pretación histórica (Pozuelo 2002); J. Barrientos García, “Francisco de Vitoria y la Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca”, en Aulas y Saberes. VI Congreso Internacional de Historia de las universidades hispánicas (Valencia, diciembre 1999) , vol. I (Valencia 2003) 211-230; J. Belda Plans, “Teología práctica y Escuela de Salamanca del siglo XVI ”, en Cuadernos Salmantinos de Filosofía 30 (2003) 461-489; S. Langella, “Apuntes sobre el concepto de teología en Francisco de Vitoria”, en Cuadernos Salmantinos de Filosofía 30 (2003) 277-290; J. Reeder, “El pensamiento económico de los escolásticos”, en L. Perdices (ed.), Historia del pensamiento económico (Madrid 2003) 21-41. 91 Parece necesario tener presentes también, al menos, las aportaciones de: L. P EREÑA , “La Escuela de Salamanca, notas de identidad” en F. Gómez Camacho – R. Robledo (eds.), El pensamiento económico en la Escuela de Salamanca (Sala- manca 1998) 43-64; C. Flórez, “La Escuela de Salamanca y los orígenes de la eco- nomía”, Ibid ., 123-144; F. Gómez Camacho, “El pensamiento económico de la Escolástica española a la Ilustración escocesa”, en Ibid ., 205-239.

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