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claramente se va ampliando su horizonte de sentido, tanto hacia un humanismo religioso y moral, de igual manera que hacia el campo jurídico. Curiosamente Vitoria se detiene en comentar del Aqui- nate, precisamente la I-II ae y la II-II ae , donde el argumento es emi- nentemente práctico y jurídico. Así, aunque la fuerza recaía sobre el tomismo, éste no se imponía de manera tajante, sino que tenía un carácter especialmente dialogal, que se ponía también en estrecha relación con la línea de acción emprendida por la teología en las aulas salmantinas el siglo anterior. De esta manera, no cabe nin- guna duda que el contacto con la realidad, con lo concreto, distan- ciándose de las universalidades, como algo propio del pensamiento medieval, era una alternativa muy sugerente para aquellos que se acercaban a sus aulas. Si las lecciones estaban basadas en el comen- tario de Santo Tomás, las extraordinarias se acercaban a los temas de más candente actualidad, en los que el maestro salmantino encontraba en el Aquinate también a un perfecto interlocutor. De esta manera, él mismo prestará especial atención a los temas que preocupaban a la sociedad, desplegando toda una sabia nueva. Los temas son aquellos que precisamente circulan más frecuentemente y preocupan a todos: el derecho de gentes, el derecho internacional, la potestad civil y eclesiástica, las cuestiones morales, el problema de la guerra, de los indios, el comercio con las Indias, el problema de los precios, la simonía y las cuestiones teológicas… Realidad que vemos concretarse, diez años después de su muerte, con la publica- ción de sus Relecciones teológicas 29 . APROXIMACIÓN HISTÓRICA AL CONCEPTO «ESCUELA DE SALAMANCA» 81 25 Ibid . Vitoria cita al Roffensis, en las siguientes cuestiones: q. 2, art. 8, §. 8, vol. I, 76; q. 19, art. 4, §. 2, vol. I, 308; q. 23, art. 6, §§. 2-3, vol. II, 21-22. 26 Ibid . Vitoria cita al Clichtovaeus, en las siguientes cuestiones: q. 88, art. 2, §. 3, vol. IV, 349; art. 12, §. 3, vol. IV, 410. 27 Ibid . Vitoria cita al Faber Stapulensis, en las siguientes cuestiones: q. 24, art. 12, §. 1, vol. II, 62; q. 47, art. 10, §. 6, vol. II, 366. 28 Ibid . Vitoria cita al maestro Eckart, en las siguientes cuestiones: q. 1, art. 3, §§. 3.19, vol. I, 24, 35; q. 78, art. 2, §. 17, vol. IV, 181-182; q. 85, art. 4, §§. 5-6, vol. IV, 303-304. 29 La primera edición veía la luz en Lyón en 1557. En el prólogo de dicha edi- ción, las loas al maestro son ya enormes, lo que nos da cuenta de que no se trata- ría de un constructo, elaborado en épocas posteriores: “In cuius generis homines cum optimi ac eruditissimi viri Francisci de Victoria (cuius ego memoria maxime recreor) lucubrationes incidissent, quod non licenter in eis sib permiserunt? Alius transcribendo misere dilaceravit, alius corrupte recitavit, alius supreso viri nomine bonam magnamque mentis infinae commenta, viri illius religiosissimi doctrina ac singulari eruditione, non secus ac gemmam adulterinam auro conte- xerunt: debitamque authori gloriam sceleratissimi quiquae impune sibi vendica- verunt”: Francisco de Vitoria, Relectiones Theologicae XII . In duos tomos divisae , vol. I (Lugduni 1557) 5.

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