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zada por esos años en Salamanca, y en general la Contrarreforma supuso una vuelta al siglo XIII , eliminando los adelantos del XIV y XV y el sentido de los grandes esquemas doctrinales” 21 , detalle que ten- drá su punto álgido en el profesorado de Domingo Báñez. Pero Vitoria, como cualquier autor, no surge de la nada, sino que tiene unos maestros y unas fuentes, unas personales y otras comunes, que dan sentido y ayudan a desarrollar y ampliar su mente, para poder dar clara respuesta a las cuestiones teológicas que se le plantean, de esta manera, Vitoria –como afirma Villos- lada 22 – es claro deudor de su Maestro Peter Crockaert, ya que en 1512 el Bruselense le invita a colaborar con él en la edición de la Secunda Secundae de Santo Tomás. A este ilustre dominico, curiosa- mente, se le concede también el mérito singular de la renovación de los estudios teológicos, teniendo como base la Suma del Aquinate. “La tomó como base de su enseñanza y texto oficial de sus lecciones; la hizo imprimir, al menos en parte, e infundió a sus discípulos pro- funda veneración y vivo entusiasmo por la doctrina del Doctor Angé- lico” 23 . Aquello que hoy podemos valorar como un cierto retroceso, era un logro, por la unidad y claridad de ideas que permitía, sin dejar de lado la presencia de autores humanistas que, en el comen- tario que luego hará Vitoria están presentes, con toda fuerza y singu- laridad, dando cuenta que dicho tomismo tenía una diferencia cualitativa con el anterior. Era aquel diálogo singular de las tres vías que se había logrado en las aulas parisienses, y que el Maestro Vito- ria había asumido completamente y consideraba como la única forma de ser fiel a la teología y al tomismo, aunque aparentemente se estuviera distanciando de las aguas más puras del mismo. Así, la influencia de maestros como John Mair 24 , John Fisher 25 , Josse Clichtove 26 , Jacques Lefèvre d’Étaples 27 , Johannes Eck 28 , es suficientemente significativa en su comentario a la Suma, donde 80 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ 21 Ibid ., 159. 22 Cf. R. García Villoslada, La Universidad de París durante los estudios de Francisco de Vitoria (1507-1522) (Romae 1938) 260-266. 23 Ibid ., 261. 24 Francisco de Vitoria, Comentarios a la Secunda Secundae de Santo Tomás , V. Beltrán de Heredia (ed.), vols. I-V (Salamanca 1932-1935). Vitoria cita a Mair, en las siguientes cuestiones: q. 47, art. 4, §. 3, vol. II, 359; q. 62, art. 1, §. 3, vol. IV, 63; art. 2, §§. 7-8.18.24.34, vol IV, 115-116, 126, 133, 143-144; art. 6, §. 13, vol. IV, 184; q. 63, art. 2, §§. 4.8, vol. IV, 234, 238; q. 78, art. 2, §. 16, vol. IV, 181; q. 88, art. 12, §. 3, vol. IV, 410; q. 89, art. 14, §. 3, vol. V, 35; art. 8, §. 2, vol. V, 41-42; q. 100, art. 1, §. 17, vol. V, 112-117; art. 2, §§. 3.16.21, vol. V, 121, 135-136, 145; art. 5, §§. 2.5.9, vol. V, 152, 155, 161; art. 6, §§. 4.6.8.13, vol. V, 164, 169, 172, 175; q. 104, art. 1, §. 3. vol. V, 205; art. 3, §. 2, vol. V, p. 209; q. 124, art. 4, §. 5, vol. V, pp. 337-337.
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