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alumno la posibilidad de completar el arco teológico del pasado y de sopesar las visiones científicas presentes. Incluso llegó a ponerse de moda escribir obras según la triple vía de los reales (tomismo y esco- tismo) y de los nominales, en los profesores de Artes y de Teología” 19 . 2.1. Vitoria, como padre de un estilo teológico nuevo El gran acierto de Vitoria no se encontraba exclusivamente en la repetición de aquello que ya se hacía en París y que, con bastante probabilidad, tenía también en Glasgow claros antecedentes, de manera especial en el nominalista John Mair, sino en hacer de los problemas más acuciantes de su momento histórico, una realidad y acontecimiento del que la teología había de ocuparse, y a la cual dar una respuesta coherente para la sociedad y los hombres 20 . Era una nueva manera concreta de concebir la realidad del hombre, un ser humano que estaba en estrecha relación con la teología, como cien- cia suprema y más importante en las aulas universitarias, pero una teología que, bebiendo de las sustanciosas aguas del humanismo, entendía ésta como una ciencia abierta, dinámica y de actualización política, conciliando perfectamente la investigación de carácter más positivo con las posibilidades aportadas por la recuperación de las lenguas clásicas, como complemento para una teología donde ya abundaba lo especulativo. Progresivamente se daba el paso desde una teología excesivamente basada en la lógica, las proposiciones condicionales, las nuevas propuestas del lenguaje, hasta llegar a una estructuración bien formulada de la ciencia teológica; sin negar que, en cierta medida, se daba un retroceso, como hace ver Muñoz Delgado en uno de sus últimos trabajos. Entiende él que, “con la res- tauración del tomismo por Vitoria y Cano se llega a un eclecticismo aristotélico en el que siguen influyendo los calculadores y se con- serva parte de la lógica modernorum . La restauración tomista, reali- APROXIMACIÓN HISTÓRICA AL CONCEPTO «ESCUELA DE SALAMANCA» 79 19 M. Andrés Martín, “La facultad de Teología”, en M. Fernández Álvarez– L. Robles - L.E. Rodríguez-San Pedro Bezares (coord.), La Universidad de Salamanca. II. Atmósfera intelectual y Perspectivas de investigación (Salamanca 1990) 66. 20 El P. Muñoz ve una sintonía perfecta entre la lógica y la física, cultivada por Mair en París, y un grupo de españoles que colabora con los colegios de París, en las primeras décadas del siglo XVI y que indudablemente, harían llegar sus ideas y resultados a los centros de estudio de la Monarquía Hispánica. A este respecto, cf. V. Muñoz Delgado, “Lógica y filosofía. 1. Nominalismo, lógica y huma- nismo del siglo XIV al XVI ”, en M. Fernández Álvarez– L. Robles - L.E. Rodríguez- San Pedro Bezares (coord.), La Universidad de Salamanca. II. Atmósfera intelectual y Perspectivas de investigación (Salamanca 1990) 153.
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