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LA(S) ESCUELA(Sl DE SALAiv!ANCA. PRUYECCIONES Y CONTEXTOS HISTÓRICOS 231 baf:tecianos y molinistas, la controversia corresponde a los maestros jesuitas ele Salamanca. El hecho ele que fuera la posición ele la Compafüa la que dominase es un elemento más que debemos tener en cuenta, viendo en ello el clescentramiento ele los dominicos. Con todo, a lo largo del siglo xvn, Salamanca siguió ofreciendo a la Igle– sia tallas teológicas ele incuestionable valía. Autores como el cisterciense Juan Caramuel (1606-1682), teólogo y matemático, que recorre la Europa germánica y eslava desarrollando en su caminar una labor publicista inter– minable. Alfonso M." ele Ligorio habla ele él como princeps laxistarum, pos– tura que parece haber tomado como respuesta al jansenismo y, posible– mente, a su amplia formación, que concluye con el doctorado en Lovaina. Figura ele gran talla será también el obispo y reformista Juan de Palafox y Mencloza (1600-1659), actuando en los ámbitos eclesiales ele América y Es– paf:ta, y que se sitúa en abierta y manifiesta confrontación con la Compaf:tía ele Jesús. Pero lo que Salamanca es, en la fragmentación del siglo xvrr, nos lo ex– presan con gran fuerza los Salmanticenses, que puede ser vista como la última gran aportación y elaboración teológica hispana tomista. Esta obra, redactada durante el siglo :ll.vII, aunque concluida en el primer lustro del siglo :ll.'VIII, es un comentario amplio, ele signo especulativo a la Suinnia, que tiene como objeto frecuente ele sus impugnaciones las teorías de los molinistas, ele los simpatizantes ele Suárez, así como las opiniones de no– minalistas y escotistas. De esta manera, el Cursus es la oposición a la des– centralización que habían supuesto los jesuitas y un intento ele que el tomismo más rígido ocupara el centro ele la escena barroca nuevamente. Para Enrique Llamas los Salmanticenses "son el exponente y la prueba au– téntica y concluyente ele la densidad y ele la altura del pensamiento teo– lógico que daba vida a la Alma .!Vláter ele Salamanca. Aunque los autores del Curso no fueron propiamente profesores ele la Universidad salman– tina, se formaron en sus aulas, y gozan por lo mismo ele una significación peculiar,, 9 í. No se puede olvidar tampoco el papel jugado, a lo largo ele este siglo, por los Colegios religiosos con una docencia propia para los miembros ele la institución e incluso abiertos a todos los que quisiesen asistir a sus aulas. Se llegaba a plantear el problema ele que los estudiantes no asis– tiesen a la Universidad, cursando las materias en sus propias casas, y que 9 ·i Enrique LLAMAS IvlAHTÍNEZ, ,,E] colegio de San Elías y los Salmanticenses·., en Historia de la Uniuer– sidad de Salamanca. J. Trayectoria histórica e I11stitucio11es vinculadas, op. cit., p. 698. Acerca de los Sal– manticenses, tanto dogmáticos como morales, cf ENRIQUE DEL SAGR~DO COJL,1.ZÓN, Los Salmanticenses, su l'ida y s11 obra. Ensayo histórico y proceso inquisitorial de su doctrina sobre la Inmaculada, Madrid, Es– piritualidad, 1955; TEODORO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, El curso moral Salmanticense. ~Estudio histórico y ualoración crítica, Salamanca, Universidad Pontificia, 1968; Enrique LLAMAS MAHTíNEZ, ..salmanticenses Dogmáticos", en Diccionario de Historia Eclesiástica de Espmia, t. 4, pp. 2151-2153; id., .. salmanti– censes Morales", en ibid., pp. 2153-2154.

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