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LA(SJ ESCUELA(S) DE SALAJVL,\NCA. PROYECCIONES Y CONTEXTOS HISTÓJUCOS 227 que pareciera a simple vista, siendo una fuente inagotable ele posibilidades y aportaciones diversas. Pero además, a esto se une también lo que se iba publicando en los libros, de tal suerte que ya no quedaba reducido al es– pacio geográfico propio, sino que se abría de manera significativa a otros lugares. Por otra parte, todos los conventos contaban con bibliotecas en las que existían manuscritos diversos, que eran utilizados también para esas síntesis y organizaciones temáticas. Sí parece necesario señalar que, en una mirada retrospectiva, el valor ele los traslados y manuscritos, a casi cuatrocientos años ele distancia, hemos de entenderlo como algo relativo, puesto que no podremos definir con cla– ridad cada una ele las fuentes que confluyen en los mismos. Amén ele que, al final, lo que se ha impuesto ha siclo el libro impreso, que es el que ha comunicado unas ideas y unos pensamientos. Con todo es necesario seña– lar la necesidad de un análisis riguroso ele archivo, donde se puedan en– contrar y estudiar manuscritos relacionados con esta época y ambiente. Fernando Piñeros, ya en 1983, nos presentaba los resultados ele su investi– gación bibliográfica, donde aparecen hasta setenta manuscritos directamente vinculados con la Escuela ele Salamanca, de los cuales algunos no han siclo todavía suficientemente estudiados 79 • La comunicación por inedia de los estudiantes De lo dicho se entiende que resulta un tanto arriesgado querer entender únicamente la Escuela en una tradición ele maestros en el aula, ceñidos o encorsetados en la Facultad de Teología. Los mismos estudiantes realizaban planes muy diversos y algunos no pasaban de los estudios de Artes en la Universidad, que se verían completados en un segundo momento en los mar– cos de la propia institución, con unos matices doctrinales propios, en los que tampoco estarían ausentes las líneas de pensamiento más significativas ele la época. Por otra parte, está todo el ámbito ele los conflictos entre ór– denes, donde se encuentran por una parte los dominicos y, por otra, agus– tinos y benedictinos, fundamentalmente. Realidad que luego se irá ampliando a otras órdenes y que provocará que éstas no mantengan un comporta– miento siempre igual, sino que fluctuará en razón ele la presencia que la pro– pia institución tenga en el Estudio, así si regentan alguna cátedra habrá una concurrencia mayor que si la regenta un miembro ele otra religión. Por estas observaciones, parece sugerente la intuición del profesor Rodríguez-San Pedro, cuando se pregunta si las órdenes concurrían con igual intensidad a 79 Fernando PrÑEROs, Bibliogrqfía de la Escuela de Salamanca. Primerperíodo. Orientaciones para s11 estudio, Bogotá, Catedral, 1983, pp. 147-149. Para manuscritos descubiertos posteriormente, cf Mi– guel Anxo PENA GONZALEZ, Aproximación bibliográfica, op. cit., pp. 417-418.

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