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LA(S) ESCUELA(S) DE SALAMANCA. PROYECCIONES Y CONTEXTOS HISTÓRICOS 207 unos principios, obteniendo posteriormente unas conclusiones. Pero como toda ciencia, exige un discernimiento cierto e inmutable, que él relacionará magníficamente con el conocimiento divino. De esta manera, conseguirá mostrar que la infalible autoridad divina suple aquello que el hombre no es capaz de ver con sus propios ojos. Por otra parte, la dialéctica humanista, donde se entrecruzan retórica, oratoria y lógica, era un estilo muy apro– piado para la misión del teólogo, precisamente en un momento en que éste era referencia obligatoria en la sociedad, y más desde una actitud de Re– forma y búsqueda de seguridad. No cabe duda de que el De locis theologicis es trascendental para la Teología de la época y, especialmente, de cara al desarrollo posterior de la misma. El tratado tenía su base en la concepción teológica de Vitoria, re– formulada y convertida ahora en teoría, así lo sostiene el mismo Cano. Su obra tiene como fin estudiar los lugares y fuentes de donde deben tomarse los argumentos para la demostración en Teología. En su configuración ele la obra, Cano es ya deudor de la necesidad de respuesta en relación con un ambiente concreto, que no será otro que el im– puesto por Trento contra la Reforma; que se concreta en la necesidad de un método teológico firme y sin fisuras, que tuviera un sentido de universali– dad, de tal manera que pudiera ser válido en todo el Orbe católico. Por otra parte, él había experimentado la erudición de Vitoria, por la que se había sentido especialmente cautivado, razón por la cual, después de la muerte del Maestro, Cano se consideraba en la obligación de preservar aquel legado teológico. Así él se siente impelido a escribir y determinar el método. Pero tampoco se puede olvidar que esta obra se publica cuarenta aüos después de que Vitoria comenzase su magisterio en la ciudad del Tormes. Los temas e intereses ya son otros, más comunes a la catolicidad; el núcleo ha cambiado, por lo que él también tiene otra manera de expresarlo en su reflexión y en su Teología, mostrando nuevos acentos. El logro es induda– ble, se convierte en una buena fundamentación epistemológica del método utilizado en Salamanca durante esos aüos, pero reconfigurado a partir de unos intereses más amplios, que aquellos propios de los teólogos de Sala– manca y de la Monarquía espaüola. La mirada ya no se dirige, en un primer momento, hacia los problemas sociales que preocupan al hombre, sino a los dogmáticos que marcan una dimensión más racional. Por otra parte, en 1543 Melchor Cano gana la cátedra de Santo Tomás en Alcalá, lo que le pone en contacto directo con el aula y la necesidad de precisar un discurso, que seguía sometido a copias de dictado. Tres aüos más tarde pasa a Salamanca, a la cátedra de Prima de la Facultad de Teolo– gía, en la que esto se hace más patente, especialmente en razón de la pro– yección que tenía esta Academia•í. · 1 · 1 Para este aspecto, así como para un análisis cuidado de su contenido y significativiclacl, e/ juan BELDA PLANS, La Escuela dl' Salamanca .. ., op. cit., pp. 5'í9-572. Véase, también, Miguel Anxo PENA GoN– zALEZ, Lo Esc11l'la de Salamanca... , op. cit., Apéndice ele impresos, pp. 687-717.

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