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206 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ La importancia que tiene el hecho de ver sancionado su pa– recer unos años más tarde por el Concilio de Trento. Así, el año 1545 supone un quicio en la Teología católica, por el aconteci– miento singular de un Concilio. - La actitud de estos maestros supone un antes y un después, donde Soto es un punto álgido de capacidad de síntesis y de pro– puesta teológica concreta. Es aquí donde precisamente creemos que ha de ser reconocido el valor único que supone su Tractatus de Justitia et Jure que, antes de nada, es teología práctica proponiendo o consolidando una vía nueva, con una metodología propia, que va determinando un saber y una ciencia independientes. Melchor Cano, y la vuelta a una Teología racional A partir ele 1525, como se deduce de lo anteriormente dicho, la Teolo– gía positiva comienza a ocupar un papel relevante en el marco salmantino, precisamente en el momento en que Melchor Cano asiste a las lecciones ele Vitoria. La Teología gana fuerza, especialmente por la renovación que su– pone el pensamiento ele los autores llegados a Salamanca. Entre los logros de las décadas siguientes, nos encontramos con la contribución singular que supondrá la aportación de Melchor Cano. Si Soto es el propagador del pen– samiento ele Vitoria, éste es el teólogo intelectual que reformula el discurso y se centra en publicar un tratado de metodología teológica, con el que co– difica las preocupaciones epistemológicas generacionales. Y aunque no lle– gará a ver concluida su obra, supondrá una renovación total y sin prece– dentes del discurso teológico. Su aportación, al igual que la del Maestro Vitoria, está vinculada estre– chamente al humanismo que se intuye en toda su producción literaria. Asume las aportaciones sin cortapisas, dando plena cabida en su obra a la filosofía como lugar teológico, al mismo tiempo que expresa su disposición personal ante la lógica y la naciente tecnología. Basándose en las reflexio– nes ele Vitoria, hace una fecunda formulación de las fuentes de la argu– mentación teológica, unificando y condensando las principales formas que iban a servir de base a la dialéctica teológica. Como señalaba Vicente Muñoz, "para Cano, como para la dialéctica hu– manista, la teología tiene dos tareas: la inventio, el encontrar sus principios, sus fuentes, los loci; como esos principios no tienen todos el mismo peso, hay que valorarlos y saber utilizarlos en la parte llamada judicativa (iudi– cium) .. -í3, ele esta manera ambas realidades componen la acción propia y ca– racterística del teólogo. La Teología es ciencia y, por lo mismo, establece H Vicente MuÑOZ DELGADO, .. Lógica, ciencia y humanismo en la renovación teológica de Vitoria y Cano.., Reuista Espmio/a de Teología, 38 (1978), p. 256.

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