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202 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ aulas universitarias, pero un saber que, bebiendo de las sustanciosas aguas del humanismo, entendía ésta como una ciencia abierta, dinámica y de ac– tualización política, conciliando perfectamente la investigación de carácter más positivo con las posibilidades aportadas por la recuperación de las len– guas clásicas, como complemento para una Teología donde ya abundaba lo especulativo. Progresivamente se daba el paso desde una Teología excesi– vamente basada en la lógica, las proposiciones condicionales, las nuevas propuestas del lenguaje, hasta llegar a una estructuración bien formulada de la ciencia teológica; sin negar que, en cierta medida, se daba un retroceso, como hace ver Muüoz Delgado. Entiende él que, "con la restauración del to– mismo por Vitoria y Cano se llega a un eclecticismo aristotélico en el que siguen influyendo los calculadores y se conserva parte de la lógica moder– norum. La restauración tomista, realizada por esos aüos en Salamanca, y en general la contrarreforma supuso una vuelta al siglo XIII, eliminando los ade– lantos del xrv y xv y el sentido de los grandes esquemas doctrinales,,:1í, de– talle que tendrá su punto álgido en el momento que Domingo Báüez ocupe la cátedra de Prima de Teología en la Facultad de Teología de la Alma Máter. Pero Vitoria, como cualquier autor, no surge de la nada, sino que tiene unos maestros y unas fuentes, unas personales y otras comunes, que dan sentido y ayudan a desarrollar y ampliar su mente, para poder dar respuesta a las cuestiones teológicas que se le plantean, de esta manera, Vitoria -como afirma Villoslada- 1 ó es claro deudor de su maestro Peter Crockaert, ya que en 1512 el Bruselense le invita a colaborar con él en la edición de la Se– cunda Secundae de Santo Tomás. A este ilustre dominico, curiosamente, se le concede también el mérito singular de la renovación de los estudios teológicos, teniendo como base la Summa del Aquinate:i 6 • Aquello que hoy podemos valorar como un cierto retroceso era un logro, por la unidad y claridad de ideas que permitía, sin dejar de lado la presencia de autores hu– manistas que, en el comentario que luego hará Vitoria, están presentes, con toda fuerza y singularidad, evidenciando que dicho tomismo tenía una di– ferencia cualitativa con el anterior y posterior. Era aquel diálogo singular de las tres vías que se había logrado en las aulas parisienses, y que el Maes– tro Vitoria había asumido completamente y consideraba como la única forma de ser fiel a la Teología y al tomismo, aunque aparentemente se es– tuviera distanciando de las aguas más puras del mismo. Era una muestra de humanismo. 3 ' Vicente MuÑOZ DELGADO, "Lógica y Filosofía. l. Nominalismo, lógica y humanismo del siglo XIV al XVI", en Manuel FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Laureano ROBLES y Luis E. RODRÍGUEZ-SAN PEDRO (coords.), La U11i– uersidad de Salamanca. II. Atmósfera intelectual y Pe1:'}Jectiuas de Inuestigación, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1990, p. 159. ·" Cf Ricardo GARCÍA VILLOSLADA, La U11iuersidad de París durante los es/udios de Fraucisco de Vito– ria (1507-1522), Romae, Universitatis Gregorianae, 1938, pp. 260-266. y, C.f ibid., p. 261.
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