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LA(S) ESCUELA(S) DE SALAlVlANCA. PROYECCIONES Y CONTEXTOS HISTÓRICOS 201 Doctor Angélico en la misma. El antecedente más importante a este hecho lo encontramos en la ciudad del Tormes en los albores del siglo >..'VI, perso– nificado en el magisterio del también dominico Diego de Deza que, siendo el primer teólogo que explicó tomismo puro en la Universidad de Sala– manca, promueve la apertura de los reinos hispanos a la aceptación del Doctor Angélico, frente al escotismo y a la Teología de las tres vías, que no dejaban de encontrar más opositores y detractores 32 . El magisterio ejercido por Vitoria, durante veinte aüos, supone un alda– bonazo definitivo a la implantación del mismo, como fuente casi única de pensamiento. Superando las dificultades de las Constituciones de Martín V, que obligaban a explicar Teología a partir de las Sentencias 5 3, aplica la prác– tica común llevada ya a cabo en París, que no es otra que el estudio ele la Teología comentando la Summa Tbeologiae de Santo Tomás y el perrn.itir a los alumnos que tomasen apuntes en clase. Posteriormente esta concesión derivaría inexorablemente en la práctica del dictado desde la cátedra que, lejos de hacer avanzar la ciencia y el rigor científico, así como la valía ele los estudiantes, les reducía al estudio de las copias manuscritas y a perder una visión crítica y lectura directa de los autores. No cabe eluda ele que, por otra parte, esta realidad ha sido muy fructífera para poder conocer aquello que venía siendo explicado en el aula, aunque solo reúne rigor para los primeros catedráticos, puesto que los siguientes se valdrán también ele los apuntes de sus maestros, por lo que su pensamiento no lo podemos considerar como propio e independiente, así como no podremos precisar qué fuentes son comunes y cuáles propias. Pero, al mismo tiempo, nos per– mite una visión simple y clara ele la progresiva evolución y construcción ele las diversas escuelas que, partiendo del tronco común de la Summa, van a florecer en décadas posteriores. Francisco de Vitoria: la mente preclara Frente a lo que se ha podido afirmar, el gran acierto de Vitoria no se en– contraba exclusivamente en la repetición ele aquello que ya se hacía en París y que, con bastante probabilidad, tenía también en Glasgow claros antecedentes, de manera especial en el nominalista John Mair, sino en hacer ele los problern.as más acuciantes de su momento histórico una realidad y acontecimiento del que la Teología debía ocuparse y a los que dar una res– puesta coherente para la sociedad y los hombres. Era una nueva manera de concebir la realidad del hombre, un ser humano que estaba en estrecha relación con la Teología, como ciencia suprema y la más importante en las 32 C.f Melquíacles ANDHÉS MARTÍN, La Teología espaiiola en d siglo x11, t. 1, Macllicl, BAC, 1976, p. 273. 33 "Constituciones ele Martín V para la Universidad de Salamanca", en Vicente BELTHAN DE l-lrnEDIA, Bu– larío de la U11iuersidad de Sala111a11ca (1219-1549), t. 11, Salamanca, Ediciones Universidad ele Sala– manca, 1966, pp. 203-204, cloc. 647.

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