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200 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ fuertes en la misma aspiran y ponen los medios para controlarlas. En este momento la facción más poderosa es la dominica, que hace valer su fuerza situando a los suyos en los puestos más destacados. Los aciertos a la hora de proyectar un magisterio eran más una suerte que un proyecto estudiado y programado. Análogamente ocurría con la realidad que vivía la gente, que seguía teniendo una comprensión bastante unidireccional y estática. En este sentido, parece que hay algo que no queda suficientemente claro; por una parte, nadie duda que el tomismo es fundamental en Vitoria, Soto y Cano, pero, de igual manera, el nominalismo está presente, y nos atrevemos a afirmar que es precisamente en la introducción de algunas características propias de este método donde se puede encontrar el logro singular del nuevo hacer teológico. Podríamos sintetizarlo en los siguientes aspectos: - La liberación del método de Escuela, en referencia única y vincu– lante a las órdenes religiosas respectivas y enfrentadas, que de– fendían el método utilizado por sus grandes maestros, sin entrar a cuestionar la importancia o eficacia del mismo. - La aplicación de los nuevos conocimientos especulativos y deducti– vos, que se habían obtenido desde la lógica a la ciencia teológica, recuperando así una Teología de corte especulativo y eminente– mente práctica. - La presencia de un estudio positivo, especialmente de la Sagrada Es– critura, que ocupará un lugar privilegiado en la lectura de aconte– cimientos históricos de primera índole, como será el de las Indias. Por otra parte, en la aceptación del tomismo en Salamanca influyó con– siderablemente el buen hacer y el florecimiento cultural y religioso que vivía la Orden de Predicadores a comienzos del siglo xvr, y que se hace sentir con gran fuerza en la vida de la Universidad. No se puede olvidar tampoco que el tomismo, lejos de ser exclusivo de los dominicos, se convertirá en el medio y lenguaje común en el que se entenderán y dialogarán autores muy diversos; llegando a configurarse como la forma y filosofía de la Iglesia, y así quedará sancionado en el Concilio de Trento. LA CONFIGURACIÓN DE UN NUEVO HACER TEOLÓGICO Como ya hemos indicado brevemente, en la Facultad de Teología, una serie de autores, en el momento histórico concreto, tienen conciencia de ser algo diferente a lo que se venía haciendo hasta aquel momento. Así, en 1526, con la llegada del Maestro Vitoria a Salamanca, para ocupar la cáte– dra de Prima en Teología, tiene lugar un acontecimiento novedoso y que re– voluciona las aulas salmantinas. Es el hecho de explicar la Teología no a partir de las Sentencias de Pedro Lombardo, sino precisamente comentando la Summa del Aquinate, partiendo, además, de la división propuesta por el
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