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196 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ Por otra pa1te, tiene lugar el acontecinliento novedoso del descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo, que cambiará el horizonte de sentido de una sociedad que hasta aquel momento sólo miraba en una única dirección, en el que también habían influido figuras formadas en Salamanca, como es el caso de Pedro González de Mendoza que, entre 1446 y 1452, se había doc– torado en Salamanca in utroque iure. Figura claramente política que, por in– tereses familiares, deja de apoyar a la Beltraneja pasando a las filas de Isabel, lo que le valdrá en 1482 ser nombrado arzobispo de Toledo y que, por lo mismo, se relaciona con el entorno político y religioso del momento. En el ámbito cultural es preciso también tener presente a Elio Antonio de Nebrija, que dedica a la Reina la primera gramática romance de la lengua de Castilla, con lo que se mostraba incluso formalmente la consolidación de una nueva sociedad. A esto había ayudado considerablemente el invento de Johannes Gutenberg que, a estas alturas, ya se había extendido por toda Europa. Al mismo tiempo, es la época de florecimiento de las dos grandes universidades españolas: Salamanca y Alcalá, que se conve1tirán en refe– rencia cultural obligada. El siglo :xv es un momento de crisis en las formas de vida sacerdotal y religiosa que, ineludiblemente, derivará hacia las reformas religiosas, en mu– chos casos impuestas, y que irán mostrando sus resultados a lo largo del siglo XVI, especialmente de la mano de la santidad y de la poesía nústica. Cis– neros será el gran impulsor de estos movimientos, que cristalizarán progre– sivamente, pero arropado de todo el contexto cultural y social reinante2 3 • Esta nueva realidad social en el ambiente hispano, donde la inestabilidad continuará siendo una constante, lleva también a un cambio progresivo de interés en la sociedad. Así, en la medida en que van siendo solucionadas las tensiones externas, especialmente hacia los judíos, la atención en un am– biente sumamente apologético se desvía hacia una literatura de controver– sia, donde los errores y los conflictos están en el seno de la nlisma Iglesia. Los autores comienzan a responder a las acusaciones de Lutero, en suma– nera de interpretar la Teología, la lectura de la Sagrada Escritura e incluso la moral. Ejemplo singular de este nuevo proceder es el franciscano obser– vante Alfonso de Castro, que, al margen de ser un gran polemista frente a la Reforma, sus críticas van dirigidas hacia todas las herejías. Él mismo lo deja bien claro en el título de su obra más significativa, el Adversus omnes haereses, libri XJIII, que contó con numerosas ediciones 2 ·í. " Acerca de los movimientos ele reformas, nos referimos a trabajos ya clásicos por su gran valor ele síntesis y contextos, c/ José GARCÍA ORO, La reforma de los religiosos espa17oles en tiempo de los reyes ca– tólicos, Valladolid, Instituto "Isabel la Católica•., 1969; id., Cisneros y la rqforma del clero espaiiol en tiempo de los Reyes Católicos, Madrid, CSIC, 1971; id., ,,franciscanismo en tiempos ele crisis. Reflexiones histo– riográficas sobre la tensión institución-reforma en la vicia franciscana durante el Renacimiento", Il Santo, 39 0999), pp. 193-220. 2 ·í La primera edición fue en París en 1534 y en Salamanca se publicaría siete años más tarde, cf Al– fonso DE CAsrno, Adversus omnes /Jaereses, libri x.1111, Salmanticae, Michaelis Vascosani, 1541. Sucesiva– mente seguirían infinidad ele ediciones.

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