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tada. Incluso podríamos decir que también hoy, sigue siendo causa de muerte violenta en muchos lugares. Por lo mismo, el mensaje que queremos transmi- tir, en cuanto que se refiere a la interpretación de la experiencia espiritual y a la delineación de una tipología concreta de la experiencia cristiana, donde se trata de un proceso de inmersión en el propio individuo y, al mismo tiempo, de una mirada contemplativa hacia la sociedad de la que éste forma parte, es preciso también un constante equilibrio y diálogo, para que se pueda alcanzar el fin propuesto. Por lo mismo, la posibilidad de articular una fenomenología de la experiencia cristiana implica y parte del reconocimiento de una identidad específica y de su experiencia que, una vez asimilada, es necesario traspasar a hechos concretos, y que miren especialmente hacia las necesidades de los otros. Por lo mismo, tenemos la obligación de elaborar para el hombre de nues- tro tiempo, formas concretas que le ayuden a mirar la Palabra como parte de su vida, para que desde ella se pueda también amparar y desarrollar otra manera de vivir. Algo que las proposiciones del Sínodo planteaban de una manera clásica, esas preguntas que hacen que la Palabra esté inserta también en el presente concreto de nuestras vidas, teniendo como marco la celebración litúrgica y el adecuado comentario homilético: qué dicen las lecturas proclama- das; qué me dicen a mi personalmente; qué debo decir a la comunidad, teniendo cuenta de la situación concreta 44 . Pero esas preguntas, que directa- mente van pensadas para el que comenta formalmente la Palabra de Dios en la eucaristía, son también una responsabilidad para toda la comunidad cris- tiana, que deberá añadir una última y no menos importante pregunta: cómo puedo yo ponerla por obra, en mi vida y en mi entorno. Todo un reto. Por lo mismo, en la proposición 22 se ponía el acento en el ejemplo de María y de los Santos, como aquéllos que fueron capaces de expresarlo con las obras de su propia vida 45 . 196 44 Cf. Proposición , n. 15. 45 La proposición n. 22 lleva por título «Palabra de Dios y lectura orante». Los Padres sinodales presentaban en ella los referentes que ellos consideraban necesarios en esa búsqueda. El texto no resulta simplemente coherente, sino también implicativo: «Per questo importante: – che si colleghi profonda- mente la lettura orante con l’esempio di Maria e dei Santi nella storia della Chiesa, quali realizzatori della lettura della Parola secondo lo Spirito; – che si ricorra a dei maestri in materia; – che si assicuri che i Pastori, preti e diaconi, e in modo del tutto peculiare i futuri preti abbiano una formazione adeguata per- ché possano a loro volta formare il popolo di Dio in questa dinamica spirituale; – che i fedeli vengano ini- ziati secondo le circostanze, le categorie e le culture al metodo pi appropriato di lettura orante, personale e/o comunitaria ( Lectio divina , Esercizi spirituali nella vita quotidiana, Seven Steps in Africa e altrove, diversi metodi di preghiera, condivisione in famiglia e nelle comunità ecclesiali di base, ecc.); – che sia incoraggiata la prassi della lettura orante fatta con i testi liturgici che la Chiesa propone per la celebra-
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