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que antes en la mano parecía fría, despide fuego. Así son las palabras de la Sagrada Escritura: en la narración de la lectura se mantienen frías; pero si alguno la golpea con la inspiración del Señor y con atenta inteligencia, de su significado místico emana un fuego que inflama el corazón» 38 . 4. «S IN OTRA LUZ Y GUÍA SINO LA QUE EN EL CORAZÓN ARDÍA » 39 Entramos en la canción tercera, en la que san Juan de la Cruz insiste en una idea ampliamente repetida en los santos: el hecho de que le ardía el cora- zón. La imagen es sumamente plástica y, después del proceso de intimidad con el Señor por medio de su mensaje, llega la apertura al gozo de participar de su visión. El individuo, después de discernir ese encuentro con Dios, está ya en actitud de comunicar su propia experiencia. Dios, por medio de su Palabra, se convierte en abrazo que espera una respuesta de adhesión o de rechazo, implicación que produce un gozo y felicidad inmenso, al mismo tiempo que delimita diversos niveles de compromiso en el creyente. Esta alegría supone, al mismo tiempo, la puesta en práctica de otra escala de valores a la que estamos acostumbrados. Donde el individuo está ya en con- diciones de medir las cuestiones con un baremo diferente al usado ordinaria- mente en su vida. La consecuencia es que aquello que anteriormente parecía importante, ahora pasa a ser secundario. Es la relativización de lo material, que supone una auténtica y profunda libertad, por que uno finalmente ha encontrado su propio tesoro (cf. Lc 15). Es el paso a vivir en las categorías de la misericordia; opción de vida nada fácil de comprender para aquellos que siguen poniendo el acento en el propio yo 40 . Por tanto, el camino emprendido por aquel que pone entre sus manos la Palabra en una actitud de apertura y receptividad, igual que no tenía como ori- 193 38 “Cui ergo verbum sacri eloquii nisi lapidi simile dixerim, in quo ignis latet? Qui manu quidem frigidus tenetur, sed, percussus ferro, per cintillas emicat, atque hoc emittit ignemqui post ardeat, quod prius manus frigidum tenebat. Sic etenim, sic verba sunt sacri eloquii, quae quidem per narrationem litte- rae frigida tenentur, sed si quis haec, aspirante Domino, intento intellectu pulsaverit, de mysticis eius sen- sibus ignem producit, ut in eis verbis post animus spiritualiter ardeat, quae Prius per litteram ipse quoque frigidus audiebat”. San Gregorio Magno, Homiliae in Hiezechihelem prophetam , II, 10, 1 (CC SL 142, 379). 39 San Juan de la Cruz, “Noche Oscura, canción 3ª”, en, op. cit ., 684. 40 Pero, la prueba de su autenticidad se encuentra también en esa misma incomprensión. Puesto que es la experiencia de los grandes creyentes: el sentirse incomprendidos, incluso tildados de locos, mientras ellos sienten un gozo y una alegría interior que no necesita ser correspondida o entendida por otros. Son capaces de vivir, por tanto, con absoluta libertad.

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