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Fernando VII, había faltado a ese compromiso que se había transmitido de soberano a soberano, por lo que el pueblo tenía derecho a recuperar la sobe- ranía que le correspondía. Es sumamente interesante constatar este hecho, puesto que pone en evidencia que, antes de un levantamiento público, se llegaba a esa deter- minación a partir de una argumentación teórica, convirtiéndose en un pro- blema doctrinal y especulativo, al mismo tiempo que una cuestión de orden público. En este estado de cosas, un grupo de intelectuales forma- dos en aquel entorno, conjuntamente con los oidores de la Audiencia, vie- ron la oportunidad para alzarse a un mismo tiempo, contra Ramón García Pizarro, presidente de la Audiencia de Charcas, y contra el Virrey del Río de la Plata. Solapadamente aparecía ya el problema entre peninsulares y criollos, o como muchas veces se refería en ese momento, entre patricios y europeos 23 . Así se explica que, en el lado contrario, nos encontremos al Arzobispo y al Presidente, defendiendo el status quo. Concretamente, Moxó y Francolí entendía como uno de sus principa- les deberes políticos el conservar el régimen monárquico tal y como había sido transmitido, convencido de que la intervención francesa debía ser aca- llada por todos los medios a su alcance, aquende y allende los mares, de tal suerte que se pudiera restablecer el sistema tradicional, en el que se entendía como una única cuestión, Dios, Rey y Patria. En palabras de los realistas en ese momento: «sostener la Religión, los derechos del Rey y de la Patria» 24 . Sin dudar de su buena voluntad, era evidente que el arzobis- po estaba haciendo una lectura demasiado simplista, ante un problema cada vez más complejo. Ante la situación de indefensión jurídica que se vivía en aquel momento, la Junta de Sevilla nombra a José Manuel de Goyeneche comisionado, para que se trasladara a Buenos Aires y Lima, pasando expresamente por Chuquisaca, con la intención de que los virrei- natos del Sur mostraran su adhesión a aquel órgano de gobierno. La actitud de éste no será clara. Se reúne con el Presidente y el Arzobispo y les informa de las pretensiones que abriga la princesa Carlota Joaquina de Borbón, ante lo que éstos se sienten particularmente recepti- vos y atentos. La actitud de Goyeneche no permitía entreverar cuáles eran Conflictos en las independencias hispanoamericanas… 121 23 Cf. Relación imparcial de los acaecimientos de la ciudad de la Paz en la noche del 16 de julio de 1809 y dias sucesibos, in: BN, Mss. 13.150 , f. 39r-48v. Original. Lo ponemos sólo a modo de ejemplo, pues es una expresión bastante frecuente. 24 Ibid . El detalle es realmente interesante, puesto que dicha argumentación no era sólo uti- lizada por los realistas, sino que aquellos que, en este momento, promovían los alzamientos esta- ban también utilizando la misma argumentación. Se puede ver, a modo de ejemplo, en la misma forma en cómo formula su argumentación el presbítero Francisco Javier Patiño en su propio diario, y que usamos al comienzo del siguiente apartado.

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