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la autoridad protectora de la Iglecia, después de ahuyentados los lobos carniseros que han estado confundidos con mis leales obejas. A las quales recombenciones replicó el cavildo en 30 de diziembre último 245 , disculpándose con que para todo había sido coactado, y que hallándose el señor general Goyeneche, en el la abe- riguación de los culpados, sin distinción de personas, me rogaban que bolbiese sin reselo, según se insinuó por su parte, separadamente con fecha de 2 del mismo mes 246 el señor coronel Don Juan Ramíres, segundo comandante de aque- lla expedición pacificadora, encargado por entonces del govierno político de aque- lla ciudad. 67. El señor general Goyeneche, lexos de estrañar esta mi recistencia la abonó, diciendo que yo tenía razón en oficio de 2 de diziembre, que dirigió al Excelentísimo señor Virrey de Buenos Ayres 247 , haziéndome persuadir el alto talen- to de V. S. que de su parte pensará del mismo modo, luego que se haga cargo, que quando el apóstol San Pablo en Philiphos, ciudad de Macedonia, fue azotado y puesto en la cársel por los magistrados, en virtud de haberse conmovido la plebe contra él, acusándole de perturbador como judío, no quiso salir de la pri- ción quando los mismos magistrados le intimaron su soltura, por medio del carse- lero y de sus alguaciles, sino que respondió con valentía, que habiendo ellos encarselado públicamente así a él, como a su compañero Sila, después de azota- dos, siendo ellos honrrados hombres romanos, no era bastante satisfacción soltar- los del arresto ocultamente, que por esto mismo vinieron los magistrados (f. 16v) en persona a sacarlos de la cársel, para que el mundo fuese testigo de su desa- gravio. Y, efectivamente, comparecieron allí los jueces, instando a San Pablo efi- casmente para que saliese de la prición, pero él no se allanó, hasta que fue muy bien rogado 248 . 68. Supuesto pues que también yo soy obispo de igual carácter al que tubo San Pablo, con la prerogatiba de honrrado y distinguido caballero español, del Consejo de su Magestad Católica, con fueros de magnates, y señor. Por que título se ha de estrañar que me hubiese resistido a los ruegos ocultos que me ha hecho el cavildo por unos oficios que únicamente han corrido de lo interior de su sala capitular, para con migo sin exijir, y esperar primero una satisfacción pública por donde toda la América y la Europa venga en conosimiento de que fui atropellado por temerarios y falsos testimonios, baxo de una solemne confeción, que el mismo cavildo debe circular por papeles impresos, que no dejen lugar para interpretaciones. 69. No dejo de conoser que los fieles de mi querida Iglecia de la Paz se habrán contristado con mis cartas, pero deben creerme que yo las he escrito, vir- tiendo lágrimas entre angustias y tribulaciones, como aseguró San Pablo a los de Conflictos en las independencias hispanoamericanas… 189 245 Oficio del cavildo secular de f. 111 y otro oficio del miso cavildo de 30 de noviembre para el cavildo de Oruro. 246 Oficio que corre a f. 104. 247 Oficio que corre a f. 101. 248 Act. Apost. cap. 16 v. 36 hasta 40. ibi Paulus autem dixsit eis, caesos nos publice indem- natos homines romanos miserunt, in carcerenet nunc oculte nos eiiciant? Non ita. Sed veniatit et ipse nos eiiciant et caetera. Et venientes deprecati sunt eos, et educentes rogabant et caetera.
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