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56. Pero también hallarían V. S. que la pleve de Costantinopla, al ver salir de aquella capital a San Gregorio Naceanseno, su pastor y prelado, le clamó y lloró, siguiéndolo detrás con ahullidos dolorosos, para detenerlo, y al cabo lo obli- garon a quedarse las tiernas demostraciones de su pueblo 237 . San Juan Crisóstomo, después que se aumentó obligado por la persecución de sus émulos, fue buscado a los tres días, y entró entre públicas aclamaciones de sus mismos enemigos, que a gritos publicaron de que había sido desterrado por falsón, y supuestos crími- nes 238 . Por último, quando Justina, madre del emperador Valentiniano, quiso des- terrar de su sede a San Ambrocio, se conmobió el pueblo de Milán, oponiéndose a tan injusto mandato, y consiguió estorbar la salida de su Patria. 57. ¿Y quáles son las finezas que egecutó con migo, mi amado pueblo de la Paz, mi rebaño y mi esposa, quando me vio preso entre soldados, desterrado a pocos días en una Hazienda de campo, casi sin comunicación, sitiado por todas partes, desposeído del govierno de mi Iglecia, y sacrílegamente calumniado por las (f. 14v) bocas boraces de los foragidos tremultuantes? 58. ¡Ah! Qué es presiso imitar al soberano pastor con la mansedumbre y con el alhago para con las obejas más enfermas y más descarriadas. Sí señor. Amo de todo corazón al rebaño que me tiene encomendado el Soberano Maestro, y por defenderlo de los lobos carniseros que lo corrompieron con su mal exemplo, estu- be a pique de perder la vida por muchas ocaciones, sufriendo y tolerando la inno- minia insoportable de que el abogado Ortis hubiese lebantado la horca públicamente diciendo que era para colgarme, a la vista de mi propio pueblo que bió y escuchó, a sangre fría este oprobio; el más sacrílego del mundo. 59. En verdad que la Junta, que se llamó representatiba con fecha 29 de septiembre 239 y seguidamente el cavildo cecular en 30 del mismo 240 , me llamaron a mi capital con grande aparato de sumición y respeto. Desde luego creo que no todos los regidores, penetraron esta sacrílega asechansa. El designio fue arrancar- me del pueblo leal de Irupana, para asecinarme entre sus fragosos caminos, y apoderarse sin embarazo de todo Yungas, como refugio para la retirada de los insurgentes de la Paz, en qualesquiera malas resultas. 60. No es juicio temerario. Examine V. S. las esquelas y cartas de Lanza, y sus iniquos coligados con fecha de 1º 5. 7. 13. y 14. de octubre 241 , y descubrirá en ellas toda la malicia de sus planes sanguinarios, en orden a mi exterminio. Ellos estando ya dentro de Yungas, me llamaron con instancia con el título de tratar sobre la pacificación de los ánimos, sólo para sacarme de Irupana del abri- go de sus fieles avitantes, para executar con migo, el mismo suplicio que (f. 15r) con Don Miguel Ignacio Zavala, y en otros quatro europeos más. 61. Lanza y sus alebosos compañeros, acabaron de llegar de la Paz con comi- ción de aquel cavildo, y de la Junta Tuitiba. Entraron conbocando tropas, arman- Conflictos en las independencias hispanoamericanas… 187 237 Baronio tom. 4. Annalium año 380. 238 Sócrates lib. 6 de la Hist. Eclesiast. Cap. 4. 239 Corre a f. 15. 240 Corre a f. 19. 241 Esquelas y cartas, de f. 22. 23. 26. 27. 35. 47.

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