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en la parte que pudiera tocarle, todas las órdenes y probidencias que librase con- tra Ortiz, el regidor Lanza y demás alsados de su alianza. 34. [ sic ] El segundo fue combocar en la iglecia matriz a todos los abitantes de Irupana, en un congreso religioso y civil, para exortarlos con la más ardiente energía, a que todos, y cada uno de ellos se exforsasen a defender la justa causa de Dios, y la del Rey, hasta perder la vida primero que rendirse o sociarse a los rebeldes, y para más animarlos, les prometí por la cruz de mi pectoral, que como buen pastor, jamás los desampararía sacrificando generosamente mi sangre para morir todos juntos, primero que ocacionar la perverción de todo el Partido, que necesariamente debería seguirse a la pérdida de aquel baleroso pueblo. Entonces lebantaron todos una vos uniforme y clamorosa, jurando también que no me deja- rían perecer, sin perecer primero todos ellos, para no cer testigos de la perfidia de la Patria 224 . 44. El tercero fue asalariar a mi costa, hasta ceiscientos hombres, que guarne- cían la población con el único armamento de cien bocas de fuego, entre escopetas y pistolas, nombrando al cura de Chirca, Don Martín Larrea, y otros eclesiásticos por capitanes comandantes de los indios, para que a viva voz, los animasen con sus exortaciones a no desamparar el puerto, y decistir con la mayor constancia a los enemigos de la Religión, (f. 12r) del Rey y la Patria, que se estaban disponien- do a exterminar 225 , haviendo consumido muchos miles para sobstener los sagrados derechos de nuestro suspirado soberano el señor Don Fernando 7º 226 . 45. Inmediatamente despaché también a mi costa, barios encargados de mi confianza, con oficio para el governador de Potosí, y para el de Cochabamba, pidiéndoles con la mayor instancia auxilios de tropas y municiones, por que hallándonos destituidos de uno y de otro, sin pólbora, ni balas, y sin más defen- sores que los seiscientos hombres susodichos, de todas castas, entre poquísimos españoles, indios, mulatos y algunos negros, parecía casi necesaria nuestra deso- lación, sino franqueaban los socorros mencionados, suspendida de momentos. 43. [ sic ] Quando el digno gefe de Potosí, ya tenía dispuesto con la mayor actibidad el embío de doscientos hombres armados con peltrechos y municiones de guerra, y quatro cañones de campaña, en lugar de sien soldados que yo le pedí 227 , llegó a sus manos un oficio capcioso del comandante rebolucionario Don Pedro Domingo Murillo, su fecha 2 de octubre 228 , en el qual, haciendo valer su maliciosa y genial ipocresía, aparentó tener ya rendidas las armas a la disposición del señor Don Francisco Paula Sanz, como comicionado del superior govierno de Buenos Ayres, para que dispuciera de todas las tropas de la Provincia de la Paz, como tubiese por más combeniente, añadiendo protestas y sumiciones fingidas, que obligaron al sitado gefe de Potosí a suspender el auxilio, contemplándolo ya innecesario enteramente persuadido, que por los remordimientos de sus exesos, 184 Miguel Anxo Pena González 224 Los 6 testigos de la información de f. 64 hasta 70. Sobre la 5ª pregunta. 225 Certificaciones que corren de f. 71 hasta 78. 226 Resibos, certificaciones y cuenta que corre desde f. 79 hasta 99. 227 Oficio original del señor Sanz de 6 de octubre a f. 49 y 50. 228 Corre a f. 53.

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