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Potosí, 8 de febrero de 1810 Muy ilustres señor Presidente Juez Pesquisidor 1. Un obispo como yo soy, el decano del Perú, el apostólico de todo el Virreynato de Buenos Ayres, católico por la gracia de Dios, español anciano, digno del más alto respeto por mi carácter apostólico, además de los fueros de mi naci- miento y de los créditos de mi carrera, perseguido, preso, desterrado y peregri- nante fuera de mi Iglesia por entre las ásperas montañas de los Andes, después que fui citiado por mis propios feligreses en el fidelísimo pueblo de Irupana, entre angustias mortales, y los más inminentes peligros de ser inmolado por sus garras sanguinarias, no puedo oír sn un dolor in explicable que se haya hecho proble- ma de mis trabajos, que se mormure mi aucencia del obispado, que se haya til- dado mi lealtad por los reveldes de la ciudad de La Paz, y que se motejen los exfuersos de mi zelo pastoral, contra los traydores que descomulgué con otras muchas cosas que sería muy largo referirlas en detalle. 2. Veo que San Pablo también fue mormurado por los judíos por que apeló al César, en uso de los previlejios de ciudadano romano contra los insultos hechos a su persona, y en medio de la eróyca paciencia, con que siempre sufrió las per- secuciones, cuenta la istoria de los hechos apostólicos 163 que a su llegada a Roma combocó a los judíos para satisfacer las mormuraciones que havían hecho contra su apelación al César, y les dixo, que sin haber obrado cosa alguna mala contra la pleve, ni contra las costumbres públicas, lo havían entregado a los romanos bien amarrado en Jerusalén, que no encontrando culpa por su confeción, quicie- ron ponerlo en libertad, pero detenido por la opocición de los mismos judíos, se havía visto en precición de apelar al César, por no ser parte para acusarlo aque- lla gente. Les mostró sus cadenas, protextando que ésta era la única (f. 1v) causa para sus tribulaciones. 3. A la vista de una doctrina, donde está dibujado muy al vivo el retrato de todas mis aflicciones pasadas ¿podré ya presindir señor Presidente de combocar con mis clamores a los pueblos del Perú, para satisfacer sus sospechas, sus dudas, sus mormuraciones, contra los diversos pasages de mi conducta desde que fui atropellado, depuesto y desterrado sacrílegamente por los sediciosos usurpadores del govierno de La Paz? 4. San Pablo levantó su voz animosa en medio de la ciudad de Roma, capi- tal del universo, por que era obispo para enseñar a los demás sucesores suyos en el ministerio apostólico, que debían vindicarse públicamente en el teatro del mundo de qualquier agrabio que puede hacer sospechar, que no son irreprehen- sibles , como deben ser 164 . Pues unos hombres escojidos, y exaltados al colmo del sacerdocio, deben ebitar la nota más remota del menosprecio público 165 viviendo tan ajustadamente que aún los mismos gentiles puedan dar testimonio honrroso Conflictos en las independencias hispanoamericanas… 171 163 Act. Apost. Cap. 28. v. 17 hasta 20. 164 Paulo 1. ad Timot. 3. v. 2 oportet. Episcopum irreprehensibilem etc. 165 Paul. ad Titum 2. v. 15. Nemo te contemnat.
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