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que traía los oficios a los cabildos, remitidos desde Laxa por los edecanes, o enviados del señor Goyeneche. Me fue preciso afanarme para habilitar la contex- tación de nuestra parte, por que se me previno, que a la una hora debería regre- sar con la respuesta. A eso de las diez se entraron en mi casa los cabildantes seculares, el comandante y algunos oficiales, para que acordáramos lo que se había de responder. Les hice presente que venían de amigos, vasallos de un mismo monarca, alistados baxo unas mismas banderas. Y con el fin de entablar la tranquilidad en beneficio del público, y que así se les debía recibir, con la mayor atención, satisfacción y agasajo. Me pidieron que yo, dictase la contexta- ción del ilustre Ayuntamiento. La dicté y se conformaron con ella. — No obstan- te, ayer todavía, mediaron sus diferencias, sobre si habían de entrar a la ciudad o no. Últimamente entraron, y se hizo cabildo, en que únicamente concurrieron los legítimos capitulares seculares, exclusos todos los intrusos, el comandante y el cabildo eclesiástico, asociado del Doctor Mariaca, su doctoral substituto. Se leye- ron los oficios cuya copia incluyo a V. Señoría Ilustrísima, y otras actas, presentes los edecanes. Después me instaron a que hablase. Los protexté que yo y los cabil- dos, nos hallávamos en el caso de decir la verdad, y que no desmintiesen nues- tros asertos los papeles privados y públicos que precisamente se habían dirigir al señor Goyeneche. Me expliqué como pude y su resultado fue que me encomen- dasen la contestación en el acto y en los términos que se verificó. — En sustan- cia se le dice, que se disolvió la Junta representativa, que V. Señoría Ilustrísima se halla repuesto al uso y exercicio de sus altas facultades y jurisdicción, según aparecía del acta y oficio suplicatorio que enviavan en copia. Que al señor tenien- te asesor se le concedió plena libertad, pero que siendo el punto principal o el nervio de la dificultad para que se cumpliesen todas las (f. 21r) protextas y ofer- tas, tener asegurado, arreglado y metodizado el manejo de las armas y la desig- nación de sugetos que habían de correr con ellas por lo pronto, y según las circunstancias actuales les parecía el medio o arvitrio más adequado a la conce- cución de los efectos, que se deseaban, aceptar, como aceptaron, la propuesta del señor Goyeneche, de que se nombrase a su satisfacción prontamente un Gobernador Intendente interino, que se hiciese cargo de todo lo militar, revestido de aquella representación para los respetos y necesaria subordinación. Creo que trahe un Coronel con este destino y ahora no se disputa, si tiene facultad, o no para ello, como se consiga la pública tranquilidad, pues las mismas facultades que lo condecoran, y autorizan para venir a invadir la ciudad, también le conceden las franquezas accesorias, o consiguientes al obgeto que se termina su expedi- ción. Puede ser que haya algunas superiores órdenes reservadas, y él supone que continúan las comisiones de la Junta Central. — He hecho esta causada relación a V. Señoría Ilustrísima para que, contrapesando su prespicacia el estado crítico del tiempo, las muchas opiniones de los mal contentos y las chispas que todavía causan algunos incendios, determine si será conveniente sacar a luz a las exco- muniones. — Por la suspención de esta diligencia me ocurría, que estándose com- poniendo las diferencias, había fundamento para creer volviesen a brotar los disturbios. Que el señor Goyeneche, como general de su exército publicaba el perdón que incluyo a V. Señoría Ilustrísima, y que no era regular esperarlo con esa escena, quando quería entrar derramando gracias y un general regosijo. Por Conflictos en las independencias hispanoamericanas… 169
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