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La respuesta política fue reforzar la fortificación de Irupana para hacer frente al ejército sublevado comandado por García Lanza. El 13 de octu- bre allí se presenta Lanza con un ejército, y le sale a recibir el de los rea- listas, que según refiere el propio prelado, había ya hecho algunos preparativos para la defensa. Es significativo que el propio La Santa toma la iniciativa de ponerse al frente de las tropas: «en esta salida cubrí yo el lado derecho de la bandera y el cura de Irupana la izquierda, con lo que quedó la gente muy enferborizada» 75 . El enfrentamiento tendrá lugar el día 25, cuando un ejército de varios miles de hombres, será derrotado por los refugiados en la ciudad. El golpe de efecto, supondría un punto favorable a las intenciones contrarrevolucionarias del obispo, aunque pronto tendrá que dejar libre el paso a su adversario, al conocer que éste había recibido refuerzo de hombres y, sobre todo, de intendencia. Por eso mismo, al día siguiente, «el pueblo se consternó, y viendo que no podía resistir a Lanza por los socorros que había recibido, determinó abandonar el pueblo, y salir a los montes, llevándome consigo. Así se practicó, y penetrando yo cami- nos largos y escabrosísimos sobre manera, he llegado a esta ciudad de Cochabamba» 76 . Asentado ya en aquel pueblo escribirá al Cabildo de La Paz, reiterando su negativa a volver a su sede episcopal, pues no podía olvidar la manera en cómo «sus feligreses lo habían calumniado y vilipendiado». Será en el escrito que envía a los insurgentes el 6 de octubre, desde Irupana, el que nos muestre lo que él denomina como segunda y tercera excomunión, donde aparece un argumento nuevo, como es el de la inmu- nidad eclesiástica. En concreto se trata de los derechos de los curas de Yanacachi y Chirca. Al segundo de éstos, D. Martín Larrea, él mismo lo había nombrado «comandante de las tropas que protegen la religión sagra- da de Jesu Cristo» 77 . Al mismo tiempo, sabemos por carta dirigida desde Chulumani al prelado, el 7 de octubre, que García Lanza era conocedor por las cartas de La Santa «que estaba excomulgado por primera, segunda y tercera vez», aunque el informante le refiere que éste «siguió hablando con mucha energía que no estaba excomulgado él, ni ninguno de los que venían en su compañía» 78 . Ese mismo día el obispo recibe una carta del Provisor y Gobernador eclesiástico de La Paz, en la que le da cuenta de 140 Miguel Anxo Pena González pesos y siete reales y medio, que le serán devueltos en Cochabamba, el 14 de diciembre. Cf. Ibid ., f. 43r-44v. 75 Oficio del Obispo de La Paz al Virrey del Río de la Plata. Cochabamba, 2 de diciembre de 1809, in: Ibid., f. 56v. 76 Ibid. 77 Oficio del Obispo de La Paz al Virrey del Río de la Plata. Cochabamba, 2 de diciembre de 1809, in: Ibid., f. 56v. 78 Oficio de D. Juan de Bernuy al Obispo de La Paz. Chulumani, 7 de octubre de 1809, in: Expediente del Obispo de la Paz , f. 24r.
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