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octubre será el mismo capitán del ejército, Manuel Sebastián Álvarez de Villaseñor, el que escriba al prelado solicitando a «V. Señoría Ilustrísima se digne suspender las excomuniones expedidas contra mi comandante Lanza, el Doctor Ortiz, y todos los demás a quienes nos pueda todavía, en algún modo tocar, atendiendo a que la Iglesia es piadosa» 71 . Este hecho explicaría las negociaciones de los cabildos de La Paz, para que La Santa regresara a su sede, dejando expedita la intervención armada, sin tener los alzados que recaer en ninguna pena canónica, al mismo tiempo que salvaba la dificultad que se deducía del propio hecho de que el obispo fuera obligado a salir de su sede episcopal. El obispo se confirma en su actitud gracias a la correspondencia que tenía en su poder proveniente de diversas instituciones, como eran los virreinatos del Río de la Plata y del Perú y, al mismo tiempo, con las gestiones del propio briga- dier Goyeneche 72 . Éste concretamente, mostraba una actitud reconciliadora, pero en la que dejaba entrever manifiestamente que, de no hacerse las cosas como él mismo indicaba, usaría de toda la fuerza, poniendo «en movi- miento todos mis recurzos, obrando en calidad de noble y leal militar» 73 . La actitud del obispo manifiesta su obstinación y resentimiento, justi- ficándose en el hecho de que se le quería tender una trampa, de tal suer- te que los revolucionarios pudieran contar con un territorio continuo en Yungas, en el que ya no quedara ninguna célula hostil en su interior, para que se pudieran replegar en él, si la resistencia a las fuerzas de Goyeneche en La Paz se volvían contrarias a sus intereses. Y, al mismo tiempo, al qui- tar la fuerza moral al ejército que defendía el pueblo de Irupana sería más fácil el enfrentamiento bélico, pues se quedaba sin un fuerte estímulo moral, que era la figura física del prelado, Teniente vicario general de los ejércitos. Al mismo tiempo, y aunque los insurgentes lo desconocían, era también un serio apoyo económico, puesto que el pago de la soldadesca lo estaba cubriendo él directamente de sus arcas 74 . Conflictos en las independencias hispanoamericanas… 139 71 Oficio de M. Álvarez de Villaseñor al Obispo de La Paz. Chulumani, 7 de octubre de 1809, in: Expediente del Obispo de la Paz , f. 25r. 72 Cf. Oficios entre Abascal, Goyeneche y los insurgentes. Lima, 25 de agosto - Puno, 4 de octubre de 1809, in: BN, Mss. 13.150, f. 31r-32v. Copia original. Es sólo un ejemplo, menos conoci- do, de la correspondencia cruzada. 73 Ibid. Unas líneas más arriba había manifestado incluso su intención de acabar con todos los disidentes: «para que se aniquilen y exterminen sin perjuicio ni detrimento de clase, de ese leal vecindario todas las faxiones y dislocaciones de que vuestras señorías son testigos». 74 «… visitando quarteles, reanimando a nuestra gente, proveyéndola de mantenimientos y pagando a los que no tenían cómo subsistir en todo el espacio de un mes, un medio sueldo por mi mano, que con los demás gastos que hice de su orden y caudal, suven a la suma de tres mil doscientos y un pesos, según cuenta documentada que he llevado por menor, para rendírsela a su tiempo». Certificación de D. Esteban de Cárdenas. Irupana, 26 de noviembre de 1809, in: Expediente del Obispo de la Paz , f. 40r. El total pagado por el prelado ascendía a doscientos diez
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