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Por medio de las autoridades nombradas por los mismos insurgentes después del levantamiento, se inicia un proceso contra el prelado, acusán- dolo de haber faltado a su fidelidad, así como a su reputación como pas- tor, atribuyéndole una conducta indigna de su estado religioso. Habrá que esperar al año 1977, para que un estudioso más ecuánime rechace «el aser- to, por supuesto falso, de que el obispo y el gobernador de La Paz esta- ban dentro del plan de entregar a la princesa Carlota del Brasil los dominios españoles» 55 . A este respecto, no cabe duda que su actitud manifiestamente contra- rrevolucionaria, llegando a alzarse en armas, oponiéndose al movimiento acaudillado por Pedro Domingo Murillo, confirmaba a los insurgentes en su actitud, máxime cuando el mismo prelado comandará personalmente las tropas por las tierras de Yungas y, de manera particular, en el pueblo de Irupana. Allí, según el testimonio de Esteban de Cárdenas, alcalde ordi- nario del pueblo, el obispo se entregó «a la defensa de nuestra Santa Religión, de nuestro amado monarca el señor D. Fernando Séptimo, que Dios guarde, y de nuestra Madre Patria […] el predicho ilustrísimo señor Obispo, hizo de capitán, de soldado, de centinela, de proveedor, y de todo nuestro amparo» 56 . Por lo tanto, no se trata de un lenguaje retórico, sino que la actuación y estrategia llevada a cabo por el prelado fue un elemen- to realmente importante para poder mantener el pueblo de Irupana libre de los insurgentes. Era, insistimos una vez más, una consecuencia que para él era lógica, acerca de lo que eran sus obligaciones, incluso suponiéndo- le un fuerte desembolso económico, con el que costear aquel improvisado ejército. El dato lo confirmará el mismo Goyeneche en carta al Virrey del Río de la Plata 57 . Con todo, la cuestión realmente importante es su renuncia a la sede episcopal de La Paz. Volveremos sobre ello más adelante. Es manifiesto que no se trata de una decisión personal, sino que La Santa se ve obligado por las presiones de los insurgentes 58 , dejando el gobierno de la diócesis en Conflictos en las independencias hispanoamericanas… 135 rece catalogada como: «Traslado silla episcopal de la Paz a Puno. 1813 (1811-1813)». Cuando se trate del presente expediente ahora referido lo citaremos así: Expediente del Obispo de la Paz , haciendo referencia al documento concreto a qué se refiere, y el folio exacto. Lógicamente, no citaremos siquiera que se trata de copias, puesto que en el expediente siempre lo es. 55 B. Saavedra, La aurora de la Independencia Hispanoamericana, La Paz 1977, 87. 56 Certificación de D. Esteban de Cárdenas. Irupana, 26 de noviembre de 1809, in: Expediente del Obispo de la Paz , f. 39r-40r. 57 Cf. Oficio de José M. Goyeneche a D. Baltasar Hidalgo de Cisneros. La Paz, 2 de diciem- bre de 1809, in: Expediente del Obispo de la Paz , f. 44v-45r. 58 «Ilustrísimo Señor - Insiste el pueblo en que V. Señoría Ilustrísima, a imitación del señor Gobernador Intendente, dimita el gobierno en su venerable señor Deán y Cabildo. No duda este cuerpo que como tan propenso a su quietud y al buen orden, haga igual sacrificio que el xefe,

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