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los intereses que él estaba defendiendo. Objetivamente se sabía que era delegado de la Junta de Sevilla pero, al mismo tiempo, aparecía también como intermediario por parte de la Corte de los Braganza de Portugal, refugiados en el Brasil e, incluso, había quien lo consideraba vinculado a los intereses de José Bonaparte. En este estado de cosas, la corriente general y, lo que es más impor- tante, aquella que se manifestó de manera pública fue la adhesión al sobe- rano legítimo, al que incluso la población de Chuquisaca había jurado y reconocido como su señor legítimo. Prueba de esta opción aparece paten- te en el Claustro Pleno de la Universidad de San Francisco Xavier, del 12 de enero de 1809, donde se produce un rechazo manifiesto a las proposi- ciones de la princesa Carlota. En el Acta se proclamaba que el único rey era Fernando VII y, al mismo tiempo, que debían obediencia a la Junta Central establecida en Madrid, después de la retirada de José Bonaparte y sus tropas, una vez concluida la batalla de Bailén. Los meses iban corriendo y, progresivamente se iban evidenciando dos posturas cada vez más enfrentadas, en las que por un lado quedaban aquellos que defendían unas posiciones más radicales y, por el otro, aque- llos que buscaban el consenso. En este orden de cosas, no hay duda que un papel significativo lo ocupará la Academia Carolina, foro de debate y discusión que, en este momento más que en otros, se prestaba para poder justificar las posturas más beligerantes. Y, por lo mismo, también progresi- vamente más distanciadas entre sí. A este respecto, parece que «a princi- pios de 1809 un grupo de universitarios organizaron una asamblea para discutir sobre las pretensiones de la princesa Carlota, de cuyas resultas dieron por desestimadas las pretensiones de la Infanta» 25 . En este estado de cosas, los oidores y el fiscal de la Audiencia, piden por escrito el 24 de mayo a García Pizarro que renuncie a su cargo, ante la inminencia de un levantamiento popular. Los oidores, en razón de éstos y otros intere- ses, no aceptan e incluso desprecian al brigadier Goyeneche, como envia- do de la Junta de Sevilla, al tiempo que reconocen su fidelidad al rey Fernando VII, pero de manera exclusiva y directa a él. Por su parte, el presidente manda en la tarde de ese mismo día arrestar a los oidores Ussoz y Mozi y Vázquez Ballesteros, al fiscal López Andreu y a algunos miem- bros del Cabildo secular, concretamente a Manuel Zudáñez, Domingo Aníbarro y Jaime Zudáñez 26 . 122 Miguel Anxo Pena González 25 J. I. Vargas Ezquerra, Un hombre contra un continente. José Abascal, rey de América (1806-1816), Astorga 2010, 145 26 Jaime Zudáñez había nacido en Chuquisaca el 27 de julio de 1772. Provenía de una familia humilde, lo que no le impedirá formarse en la Universidad de San Francisco Xavier, pasando luego a desempeñar la jurisprudencia, como abogado de la Audiencia, tarea en la que se mantendrá hasta los levantamientos de 1809. Ante la conspiración del Brasil, defiende la republicana como forma de gobier-

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