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la mafia. Incluso se intuye esa ansia por vincular fuerzas, en aquello que se ha de construir “Sicilia está todavía lejos de tener el bienestar que le corresponde; por mucho tiempo ha estado casi olvidada; son necesarios medios que el pueblo no puede obtener por sí solo. Son necesarias las casas, escuelas –especialmente las elementales y profe- sionales–, y las fuentes de trabajo. La juventud está ferviente e impaciente por avanzar; posee un precioso potencial, que, educado y cultivado con la colabo- ración de todas las autoridades responsables, dará –no tengo ninguna duda– nuevos motivos de orgullo” 40 . Podríamos decir que la acción de Ruffini se orienta a sanar situaciones en conflicto, primero serán las generadas por la devastadora guerra y, posterior- mente todas aquellas que no permiten el desarrollo personal y comunitario. De ahí su interés por generar espacios de formación e influencia, por ensanchar la conciencia social y la necesidad de inclusión, para que aquello que se afronta, no se convierta simplemente en una asistencial social descarnada. Era posible, en aquel contexto, generar procesos de humanización en los que la responsabilidad social, desde el compromiso cristiano, permitiera un redescubrimiento y valoración del rostro del pobre. Para ello, era también necesario que el entorno social fuera asumiendo procesos de autogestión e independencia respecto al Estado. A ello respondía también la creación de la Sociedad de Vida Apostólica “ Servicio Social Misionero ”, que comenzaba su andadura el 8 de diciembre de 1947 y que sería erigida canónicamente el 25 de marzo de 1954 41 . 3.4. Una ventana hacia el futuro de la Iglesia: aportaciones para el Concilio Vaticano II Abordamos, por último y como complemento, su visión del futuro de la Iglesia, que identificamos en su participación activa en la convocación y pre- paración del Concilio Vaticano II. El 3 de febrero de 1959, escribe al papa Juan XXIII alegrándose y felicitándose por la convocación del Concilio, lle- gando a afirmar que “era un deseo que venía cultivando desde hacía unos 51 40 Ibid ., 224. 41 A dicha institución hemos de agradecer que la figura del Cardenal Ernesto Ruffini siga viva, mostrando una cara amable y adecuada del servicio a los más necesitados de nuestro mundo.

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